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Habitantes de Puná preservan su isla

Subida Alta incorporó una Ruta de los Ceibos  como nuevo atractivo. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO

Subida Alta incorporó una Ruta de los Ceibos como nuevo atractivo. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO

Subida Alta incorporó una Ruta de los Ceibos como nuevo atractivo. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO

En el islote Farallones se avistan sobre las formaciones rocosas fragatas en celo de buches rojos, piqueros de prístinas patas azules, pelícanos cuyos picos pueden llegar a combinar tonos naranjas y celestes. Hay marotas (una especie de gallinazos de cabeza roja), cormoranes, cuervos de mar de la especie voladora…

El islote, cerca de donde se avistan también delfines nariz de botella, está ubicado sobre la desembocadura oeste del estuario del río Guayas. La formación se encuentra entre la población continental de Posorja, parroquia rural a 112 kilómetros de Guayaquil, y comunas como Bellavista, Estero de Boca, Cauchiche y Subida Alta, al suroeste de la isla Puná.

Los comuneros de la isla perteneciente a Guayaquil buscan explotar los atractivos naturales, más allá del recorrido fluvial de una hora, a USD 5 por persona, con avistamiento de delfines y piqueros.

La comuna Subida Alta, que cuenta con ocho guías naturalistas, fue el primer Centro de Turismo Comunitario de Guayas, certificado en el 2012 por el Ministerio de Turismo. Los habitantes construyeron cuatro cabañas de hospedaje comunal. Y promocionan además actividades como cabalgatas y paseos en lanchas, playas extensas de oleaje moderado. También proponen vivir la experiencia de atrapar pequeñas conchas en una de las formaciones rocosas cercanas.

A inicios de año también abrieron el camino hacia una Ruta de Los Ceibos, en el bosque tropical seco, otro de los atractivos incorporados.

La apuesta por el turismo ha redefinido la relación de los pobladores con la naturaleza, dice María Isabel Magallán, guía turística nativa de Puná, una de las impulsoras del ecoturismo.

Ella cuenta que suprimieron la tala de árboles como el algarrobo, destinados a los hornos de producción de carbón. Hasta hace unos ocho años, los pobladores comercializaban el carbón incluso fuera de la isla, en una “depredación insostenible”.

Ahora cocinan con gas doméstico. Las bombonas deben ser trasladadas en lancha desde Posorja, igual que los bidones de agua potable. Es una de las carencias de la población, que recurre a pozos subterráneos y al acopio de agua lluvia.

Magallán recuerda cómo trasladaban lanchas llenas con orquídeas que recolectaban ‘montaña adentro’, con destino a las floristerías de Samborondón, algo ahora prohibido.

En Subida Alta, cuyas costas dan más hacia el frente del Pacífico, las playas son limpias, pero en las poblaciones más internas y cercanas a la desembocadura, como Bellavista, Estero de Boca y Cauchiche, los pobladores organizan mingas para limpiar los remanentes de basura que trae consigo la corriente del Guayas.

Antonia Saavedra (de 52 años) es una de las 15 mujeres que se turnan para trabajar en el comedor comunal de Subida Alta, donde preparan almuerzos, mariscos frescos y secos de chivo. El turismo se ha convertido en una opción de ingresos para las mujeres, dice.

Elio Saavedra, lanchero y pescador de 44 años, divide su tiempo entre la pesca y los recorridos turísticos de los fines de semana. “Tenemos 13 años trabajando en turismo, comenzamos de una forma muy improvisada y ahora tenemos certificación. También llevamos a los turistas a jornadas de pesca deportiva”, explicó.

Los guías hablan, además, de un sitio que ahora se visita poco, la comuna Campo Alegre, cuyos habitantes se dedican más a la pesca y captura de crustáceos, un poblado internado en la isla, de 919 kilómetros cuadrados. El lugar cuenta con ceibos centenarios, cerca de donde fue extraída la piedra ceremonial del Cacique Túmbala, que se exhibe en el Museo Municipal de Guayaquil.

Puná, parroquia rural de Guayaquil, fue habitada en tiempos precolombinos por indígenas nativos denominados punaes o tumbes. El historiador Efrén Avilés Pino describió a los punaes como guerreros fieros, que resistieron la conquista de los Incas y el embate de los conquistadores españoles, encabezados por Francisco Pizarro, en 1531, en lo que se conoció como la Batalla de Puná.

Actividades

Pesca, captura de crustáceos, cría de chivos y cultivos de ciclo corto. 

Seco
El clima es ­tropical seco, con influencias de la corriente de Humboldt.

Habitantes
En 4 poblados de la isla, cercanos a Posorja, habitan 1 000 personas.

Nativos
Los indígenas punaes habitaron la isla en tiempos prehispánicos.