¿Cuáles son los estragos de la vacuna anticovid-19?

Imagen de la jornada de vacunación en el Colegio Americano de Quito, ubicado en el sector de Carcelén, el sábado 1 de mayo del 2021. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO

Imagen de la jornada de vacunación en el Colegio Americano de Quito, ubicado en el sector de Carcelén, el sábado 1 de mayo del 2021. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO

Imagen de la jornada de vacunación en el Colegio Americano de Quito, ubicado en el sector de Carcelén, el sábado 1 de mayo del 2021. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO

Las reacciones adversas producto de la vacuna anticovid-19 no son muy frecuentes. Pero cuando aparecen son leves o moderados. Las más comunes son la fiebre, los escalofríos, el cansancio o la debilidad y los dolores de cabeza, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos.

Este organismo además ha registrado una pequeña cantidad de personas con efectos secundarios graves, es decir, aquellos males que impiden que la persona realice sus actividades cotidianas, entre ellas, los trombos.

Mariuxi, una docente de 36 años, recibió la primera dosis de AstraZeneca, el sábado 1 de mayo del 2021. Su cita estaba pactada para las 12:00 en el Colegio Americano de Quito, ubicado en el sector de Carcelén.

La joven profesional llegó 30 minutos antes al plantel educativo. Allí esperó cerca de dos horas hasta que le colocaron la vacuna. “Hice fila en los exteriores del colegio; llovió un poco, pero me resguardé junto a un compañero que llevó paraguas”.

Luego de la inmunización aguardó 20 minutos. En ese tiempo, el personal sanitario le tomó la presión y la temperatura. Afortunadamente estaba bien.

“Volví a mi casa. En el camino sentí un entumecimiento en los labios; decidí bañarme, para evitar la fiebre”, cuenta esta profesora especializada en Biología y Química.

Sin embargo, los efectos relacionados con la vacuna llegaron en los días siguientes. El domingo 2 y el lunes 3 de mayo sintió un cansancio extremo. “Estaba muy débil, por lo que pasé acostada todo el día”.

Su esposo Armando, de 50 años, quien también es docente, sintió los mismos efectos adversos, tras la inoculación con la fórmula AstraZeneca. “Él se sentía muy débil y decaído, por lo que tuvo que descansar más”.

Sin embargo, Mariuxi cree que ellos corrieron con suerte. Varios de sus colegas enfrentaron cuadros de fiebre, dolor muscular intenso, vómito e, incluso, aumento de la presión.

“Uno de mis compañeros sufrió una descompensación minutos después de la colocación de la fórmula. La presión subió a 150 -lo normal es 120-; estaba muy mareado y con vómito. Recién se está recuperando, pero la presión sigue alta”.

Susana Canencia, docente de 36 años que también recibió esa dosis, sintió malestar al día siguiente. “En la madrugada me desperté porque sentía mucho calor; mi temperatura subió, por lo que tuve que ponerme paños de agua fría y bañarme”.

Adicionalmente, sentía dolores musculares, en especial, en las rodillas. “El domingo no pude desarrollar mis actividades del hogar porque me sentía mal; recién en la noche recuperé algo de fuerzas”.

Los tres maestros consultados saben que estos efectos son normales. Sin embargo, creen que sería necesario hacer un seguimiento más profundo de los síntomas para evaluar la efectividad de las diferentes vacunas anticovid-19.

La dosis de Pfizer-BioNtech alcanzó el 95%. La de AstraZeneca, que recibieron estos docentes, el 82,4%. Y la de Sinovac, más del 85% frente a la hospitalización de un infectado, según datos recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Eso implica que tienen una alta efectividad para evitar una enfermedad grave o la muerte producto del virus.

Los médicos recuerdan que es importante seguir las recomendaciones previas y reportar los síntomas. Además han reiterado que son mayores los beneficios que brindan las dosis, pues evitan que las personas lleguen a terapia intensiva o fallezcan.

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