Después de dos años de pandemia, el virus del SARS-CoV-2 sigue cambiando. En un informe reciente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reveló que vigila tres nuevas mutaciones designadas como XD, XF y XE. La última es la que causa más preocupación.
Según las primeras investigaciones, XE es un híbrido de las dos subvariantes de Ómicron BA.1 y BA.2 y podría ser más transmisible que cualquier otro linaje detectado hasta abril.
XE se encontró por primera vez en Reino Unido el pasado 19 de enero y desde entonces, hasta el 22 de marzo, se han confirmado más de 700 casos en ese país. Las primeras estimaciones indican que es alrededor de un 10% más transmisible en comparación con BA.2.
Sin embargo, la OMS aclaró que se requieren más datos para confirmar las sospechas sobre la transmisibilidad del nuevo linaje recombinante, así como su grado de mortalidad y su resistencia a las vacunas.
El director de Emergencias Sanitarias de la OMS, Mike Ryan, explicó que la mayoría de estas recombinaciones del virus “no son viables” ni buenas para infectar a otros humanos debido al “enorme cambio en su código”, pero en ocasiones aparece una que sí lo es.
A lo largo de la pandemia, los expertos han detectado numerosas variantes del virus y algunas consiguieron convertirse en las dominantes, como Delta y Ómicron.
Esta última, por ejemplo, que fue identificada en Sudáfrica, causó en el mundo un repunte de infecciones. En Ecuador las cifras de contagios superaron las del 2020, llegando a más de 51 000 casos en la segunda y tercera semana de enero de este año.
El virus y sus variantes
Washington Alemán, epidemiólogo e infectólogo, dice que la historia natural de todos los virus es mutar y cuando se reproducen no son copias originales, sino que hay imperfecciones que generan las variantes.
Lo que hace el virus, agrega, es tratar de evitar que el organismo del ser humano o los medicamentos lo maten y por ello su estructura en algún momento varía. A eso se conoce como un mecanismo de evasión.
Para el especialista, el problema con estos cambios es que mientras en el mundo exista inequidad en la vacunación, el virus siempre va a encontrar población susceptible, con enfermedades base o que no esté completamente inmunizada. La situación podría propiciar una ‘fábrica de variantes’.
Otro de los riesgos para la salud pública es que se desconoce cuál será el comportamiento de estas mutaciones frente a las vacunas, como ocurrió con Ómicron, que evadía la inmunidad. “Ese es el temor que existe en el mundo entero, por eso, desde la OMS y la academia se insiste en que la pandemia no ha terminado”, sostiene Alemán.
El epidemiólogo Fabián Oña coincide en que no se puede predecir el comportamiento del virus, sin embargo, hay algunas vías posibles. Una es que gane más capacidad infectiva y que ingrese más rápido al sistema; otra es que evada la inmunidad por las vacunas, que sería lo más peligroso, o que gane más virulencia.
¿Cuándo dejará de mutar el virus?
Alemán señala que nadie puede predecir cuándo el virus va a dejar de mutar y mientras tenga esa capacidad y haya población susceptible, el covid-19 seguirá circulando.
Una probabilidad que menciona el infectólogo es que el virus se va agotando y en un momento determinado, que se desconoce, ya no tendrá a quién infectar y se convertirá en una enfermedad endémica, como la influenza.
Para Oña, el riesgo de que sigan apareciendo nuevas variantes o sublinajes es constante. “Así es la evolución de los virus, es su naturaleza, su razón de ser”, sostiene.
Ante ese escenario, indica, hay que ser prácticos y utilizar las herramientas que se tiene para enfrentar la pandemia que son las vacunas y medidas de bioseguridad.