En las redes sociales, los aspirantes a la educación superior manifiestan su descontento con el sistema de admisión a universidades. Reclaman, por ejemplo, el cumplimiento de uno de los ofrecimientos de campaña del presidente Guillermo Lasso, que fue eliminar la Senescyt (Secretaría de Educación Superior). Los jóvenes además dicen que, tras varios intentos, no logran acceder a un cupo en la universidad.
Estos reclamos se dan tras el proceso de aceptación de cupos de la primera postulación, que concluyó el 11 de mayo del 2022. El titular de la Senescyt, Alejandro Ribadeneira, dijo que el ofrecimiento del presidente Lasso se refería a “desaparecer una Senescyt opresora, que era persecutoria, que no buscaba la libertad y la autonomía real de la academia, de las universidades, escuelas politécnicas e institutos”.
Al ser consultado sobre si sugeriría que no se elimine la Secretaría, Ribadeneira dijo: “yo no sugiero nada. El Presidente es quien toma las decisiones finales. Él tendrá que valorar si lo que se está haciendo desde el sistema de educación superior está bien o no”.
Por su parte, el nuevo presidente del Consejo de Educación Superior (CES), Pablo Beltrán, señaló que si desapareciera la Senescyt habría que revisar sobre quién recaen esas competencias. Además, dijo, se deberá trabajar con esa institución para poder sacar adelante el sistema de educación superior.
Beltrán recordó que la Senescyt es la entidad responsable de emitir la política pública en educación superior. “Es muy importante tener una política pública clara, que permita trabajar de manera coordinada entre todas las instituciones que regulan el sistema de educación superior”.
Nunca hubo libre acceso a la universidad
Harvey Sánchez participó en la construcción de la antigua evaluación Ser Bachiller y dirigió en Ecuador el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineval). Ahora es presidente de la Agencia Latinoamericana de Evaluación y Política Pública; además es uno de los cuatro consejeros técnicos de alto nivel del Laboratorio de Evaluación de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Él recuerda que en Ecuador nunca hubo libre ingreso a las universidades. Lo que había antes del sistema coordinado por la Senescyt era un esquema en el que cada universidad se hacía cargo de los procesos de admisión a sus ofertas educativas, explica. Este sistema tenía muchos problemas, dice. Entre ellos que si los estudiantes apuntaban a varias opciones debían rendir la prueba de cada institución. Además recuerda los actos de corrupción en la repartición de cupos.
Por ello, explica que se centralizó el sistema. Existe un acuerdo generalizado entre las universidades del país, en que no hay capacidades instaladas en ellas para abarcar a todos los aspirantes a la educación superior, señala Sánchez.
Una posibilidad, dice el especialista, es que los estudiantes sean admitidos a un sistema de nivelación general en las universidades. Este podría dar paso a un proceso de selección, que no sea a través de un examen, sino con una formación profunda. “Si hay 90 000 cupos y 300 000 chicos queriendo ingresar a la universidad, sin sillas, aulas, maestros y laboratorios; sin mayor asignación presupuestaria, no hay forma de que todos accedan”.
Sánchez sostiene que haber ofrecido acceso a la universidad para todos los jóvenes tiene que ver con un acto de demagogia. Esto, debido a que se trata de una promesa imposible de cumplir. Sería necesario, reitera, asignar mayor presupuesto y ampliar la oferta académica en todas las universidades.
Sin Senescyt, otra institución debe controlar
La Constitución del Ecuador y la Ley de Educación Superior tienen lineamientos específicos sobre la existencia de una institución que organice este nivel educativo, dice el especialista. “Legalmente es viable que desaparezca la Senescyt y se atribuyan esas obligaciones a otra institución”. Sería necesario un rediseño institucional, sostiene.
Eso implicaría hacer reformas para que otra institución sea responsable de las acciones que ejecuta la Senescyt actualmente. Sánchez señala que hay dos posibilidades. La una es pasar el control de la evaluación de acceso a la universidad al Ineval. Otra opción es devolver la atribución a las universidades y que la instancia responsable del sistema lo coordine. “Tiene que existir esta entidad, aunque no sea específicamente la Senescyt”.