La salsa y la masa de sus pizzas le dan personalidad a Domino's Pizza

Los productos que se usan al momento de sacar una pizza provienen de un centro de producción. Foto: Julio Estrella/EL COMERCIO

Entregar una pizza a domicilio en menos de 30 minutos requiere una precisión casi milimétrica al momento de preparar las órdenes. El cliente llama, se le toma el pedido, se lo registra a través de un sistema computarizado y el reloj empieza a correr.
Las masas, que fueron elaboradas con anticipación en el centro de producción, descansan en bandejas de plástico. Es importante que se almacenen a una temperatura baja para que no crezcan y conservar su forma. El amasado es el primer punto y expertas manos no tardan en darle la estructura ideal.
Lista la masa, pasa a la siguiente etapa: la colocación de la salsa. Para recordar a los cocineros los estándares de preparación, y que no pierdan preciados minutos, hay carteles con claras instrucciones en cada estación. Después de la pasta de tomate, que proviene también del centro de producción, se colocan según el gusto del cliente, las guarniciones elegidas.
Para mantener la frescura de los productos, todos los ingredientes almacenados están etiquetados con las fechas de elaboración, cuenta Daniel Vera, encargado de guiar el tour por la cocina de una de las sucursales de Domino’s Pizza.
Tras pasar por la estación de las guarniciones la pizza en potencia pasa a la etapa de cocción, es decir a los hornos. Estos están diseñados para hornear prácticamente en tiempos récord. Los aparatos funcionan con un sistema de rejillas transportadoras. Así la pizza ingresa por un lado y sale lista para ser empacada por el otro. Este procesa dura no más de seis minutos.
Los hornos que emplean en los diferentes locales de Domino’s Pizza distribuidos a lo largo y ancho de Quito tienen una particularidad: las pizzas no se cuecen al calor del fuego. En su lugar se usa un mecanismo compuesto por decenas de pequeños ductos- que se ubican en la parte superior- de los que sale aire caliente.
La cuenta regresiva avanza y una vez listas las pizzas se empacan y se asigna a un repartidor. Para cumplir con la premisa de los 30 minutos (de entrega, caso contrario la orden es gratis) cada sucursal tiene un rango geográfico de acción.
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En cuanto al menú, si bien las pizzas pueden armarse al gusto de los comensales, hay combinaciones preestablecidas para ayudar a los indecisos. Entre las especialidades, están la denominada Extravaganzza que lleva todos los ingredientes y extra queso, la Carnitzza, que fusiona todos los tipos de carnes y embutidos; o la Ultimate Pepperoni, que suma dosis extras del embutido y un mix especial de quesos.
El cliente tiene, asimismo la opción de elegir el tipo de masa, entre la tradicional, pan pizza (gruesa), y la artesana- que además de ser delgada se adereza con queso parmesano y orégano-. Quienes elijan este último tipo pueden escoger, únicamente, entre combinaciones preestablecidas de guarniciones, como la Hawaiian Pizza, de pollo y piña, o la Onion Beef, de carne y cebollas. Adicionalmente, para los golosos hay una variedad de dulce, la Choko Feast de chocolate y fresas.
Para la degustación salió a la mesa del local, ubicado en Miravalle, (porque también hay la opción de pedir para comer en el lugar, aunque el número de mesas es reducido), una Ultimate Pepperoni, la que más piden los clientes de la zona.
El chef Pablo Cruz determinó que la jugosidad de la pizza proviene del generoso importe de salsa. Este elemento, junto a la masa- en su punto de crujiente y no demasiado gruesa- le dan el toque personal a Domino’s Pizza estima el experto. La cantidad de ingredientes, queso, guarniciones y salsa, es la adecuada, y se nota- sobre todo en el producto lácteo- la buena calidad.
Precios: USD 9,99- USD 30,99
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