Los ciudadanos cubanos permanecen en los exteriores de la Embajada de México para solicitar la entrega de una visa humanitaria. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
Fuertes vientos y hambre soportan 16 personas de nacionalidad cubana desde las 20:00 del pasado sábado. Desde ese día mujeres, hombres y tres menores de edad pernoctan en los exteriores de la Embajada de México, diagonal al estadio Olímpico Atahualpa, en el norte de Quito. Decidieron apropiarse de ese lugar hasta obtener una respuesta positiva por parte de dicha institución.
Ellos solicitan la entrega de una visa humanitaria para después seguir su camino hacia los Estados Unidos, en donde creen que podrán trabajar y garantizar un mejor futuro para sus familias.
“Nosotros pedimos que nos entreguen ese documento. Nosotros vamos a pagar los pasajes de avión. No somos delincuentes, solo buscamos un país que nos brinde la oportunidad para trabajar y sacar adelante a nuestras familias”, aseguró hoy, 19 de junio del 2016, Guillermo Enríquez, de 32 años.
Él, precisamente, es uno de los padres de familia que se sumó a la iniciativa de decenas de cubanos que buscan desesperadamente salir del país. Enríquez asegura que la situación económica por la que atraviesa el Ecuador es negativa y es por eso que se ven obligados a buscar otra alternativa. Él llegó al país hace tres años con su esposa y juntos procrearon a una niña que ahora tiene 1 año.
El nacimiento de la infante en suelo ecuatoriano le permitió a Enríquez obtener la residencia, “pero aún así no me quieren dar trabajo”, se quejó.
Durante estos tres años Enríquez ha trabajo en restaurantes y empresas de seguridad, pero hace tres meses se quedó sin empleo y hace cuatro días fue desalojado del departamento donde habitaba. “Estos días me he quedado en casa de amigos, pero ahora ya no sé a dónde ir”. Tampoco tiene dinero para comprar pañales para su hija ni para adquirir comida. Entre las 20:00 del sábado y las 11:00 de hoy su hija se alimentó con galletas y un bocado de agua. Aún así, Enríquez y sus compañeros dijeron que permanecerán en los exteriores de la Embajada de México para solicitar la visa humanitaria.
Allí están con una carpa, un colchón delgado, cartones y un par de mantas para aplacar el frío de la noche. Se espera, según Gisella Espinoza, otra madre de familia cubana, que en el transcurso del día se sumen más compatriotas. “Nos quedaremos aquí hasta obtener una respuesta. No tenemos a dónde ir y aunque los niños y nosotros tengamos frío seguiremos en la lucha”.
Espinoza lleva dos años en el Ecuador y aunque su estadía no ha sido nada placentera califica a los ecuatorianos como personas amables. “Pero también hay de los otros”. Espinoza, madre de dos hijas, fue asaltada tras salir de su trabajo donde realizaba labores domésticas. “Me apuntaron en la cabeza con una pistola y perdí lo poco que llevaba”. Ese mal momento lo vivió cerca de las 22:00. A esa, precisamente, solía salir de su trabajo al que ingresaba a las 08:00 y por el que recibía USD 10 al día. “Sabía que eran muchas horas, pero tenía que trabajar”.
Cumpliendo ese oficio reunió USD 700, dinero que tenía destinado para la educación de su hija mayor. Pero el destino le jugó nuevamente una mala pasada y su hija se quedó sin estudiar. “Una amiga ecuatoriana me pidió prestado ese dinero para pagar una tarjeta de crédito y jamás me lo devolvió”.