El Ministerio de Educación regulará las tareas escolares desde enero del 2017. Foto: Archivo/ EL COMERCIO
Hace una semana, Augusto Espinosa, ministro de Educación, anunció que se regulará la carga horaria de tareas escolares, que los maestros envían para ser desarrolladas en casa. Esto luego de que el estudiante ha pasado unas cinco horas del día en una institución educativa.
Este tema ha causado polémica entre padres, psicólogos, políticos, maestros y los mismos alumnos. Algunos opinan que esta medida favorecerá el tiempo familiar, mientras otros piensan que es una disposición que se dictaminó sin un fundamento relevante.
La normativa indica que para 2º, 3º y 4º nivel, el tiempo máximo de deberes será de 30 a 40 minutos al día; para 5º , 6º y 7º año, de 40 a 60 minutos; para 8º , 9º y 10º, de 60 a 80 minutos; y para el bachillerato un tiempo de dos horas como máximo. Aunque queda abierta la posibilidad de que la junta académica de cada institución educativa decida pedir más tiempo al Ministerio.
Este lunes 10 de octubre del 2016, EL COMERCIO le presenta el punto de vista de algunos involucrados, en el afán de no dejar de debatir en torno al tema.
Elvis Moreira, presidente de la Unión Nacional de Educadores (UNE), en Pichincha, opina que la resolución no se apega a la realidad educativa del país. Moreira explica que era imprescindible realizar un informe técnico y un análisis a profundidad sobre el tema, en el contexto nacional, antes de emitir una normativa como esta.
Elvis Moreira, presidente de la Unión Nacional de Educadores (UNE), en Pichincha. Foto: Archivo/ EL COMERCIO
El presidente de la UNE cree que es una decisión improvisada del Ministerio de Educación, pues según su criterio no existen parámetros fundamentados para optar por esta disposición.
Además, señala que esta medida responde a una cuestión de demagogia, pues considera que lo que el Gobierno busca es congraciarse con un sector del movimiento estudiantil, para así obtener mejores resultados en los procesos electorales de 2017.
El ministro Augusto Espinosa ha repetido que esta decisión se tomó mientras se trabajaba en la reforma curricular, que rige desde este año lectivo en Sierra y Amazonia. Y que se tomó en cuenta que en Ecuador, los alumnos pasan 11 horas semanales realizando deberes en casa. La OMS también ha pedido dosificar las tareas, tras detectar que los niños se sienten estresados, con dolores de cabeza y abdomen, por causa de las tareas.
Wilma Andrade, presidenta de la Izquierda Democrática (ID), opina que esto puede traer repercusiones negativas, ya que se limita el criterio del profesor. “Existen materias que demandan mayor práctica que otras, por eso los docentes envían tareas, para que los estudiantes refuercen sus conocimientos en casa”, dice Andrade. Sin embargo, la presidenta de la ID, recalca la importancia de eliminar la práctica de enviar tareas, para que los padres de los estudiantes las realicen.
Wilma Andrade, presidenta de la Izquierda Democrática. Foto: Archivo/ EL COMERCIO
La docente de la Unidad Educativa Municipal Quitumbe, Isabel Tufiño, por su parte, manifiesta que esta medida es muy oportuna, pues los maestros no son dueños del tiempo libre de los estudiantes. Tufiño indica que reducir el tiempo de tareas escolares traerá resultados favorables, ya que así se tendrá más tiempo para actividades extracurriculares y para compartir con la familia.
La psicóloga Diana Burbano, desde su voz como profesional, comenta que el mayor problema que aqueja a padres y niños, que llegan a su consulta, es la excesiva carga de tareas.
Burbano indica que los estudiantes empiezan a rechazar las actividades educativas cuando no tienen tiempo libre. La psicóloga advierte que el exceso de deberes puede acarrear dificultades familiares o alterar rutinas preestablecidas.
Sin embargo, también hace una llamada de atención a los padres de familia, pues indica que esta normativa, no debe ser una excusa para sentar a los hijos frente al televisor, sino más bien buscar otras actividades como deportes o artes en los cuales se puedan desarrollar.
La concejala de Quito, Carla Cevallos, contó que cuando estaba en el colegio las materias que menos le gustaban era Física y Matemática, dos asignaturas que generaban estrés a toda su familia.
Carla Cevallos, concejala de Quito. Foto: Archivo/ EL COMERCIO
Cevallos relata que hacer los deberes que los maestros enviaban ponía en aprietos a ella y a sus padres.
La concejala opina que esta medida, tomada por el Ministerio de Educación, es bastante acertada. Pero recalca que esta normativa no puede quedar ahí, sino que el Gobierno tiene el deber de crear políticas para que las instituciones educativas generen actividades extracurriculares, pues de lo contrario la disposición no traerá los resultados que se espera.