25 instituciones educativas de la Sierra presentaron solicitud de cierre; 17 son de educación inicial

Imagen referencial. 17 centros de educación inicial de la Sierra han presentado una solicitud de cierre. Foto: Flickr/ Kids Work Chicago Daycare.

Imagen referencial. 17 centros de educación inicial de la Sierra han presentado una solicitud de cierre. Foto: Flickr/ Kids Work Chicago Daycare.

Imagen referencial. 17 centros de educación inicial de la Sierra han presentado una solicitud de cierre. Foto: Flickr/ Kids Work Chicago Daycare.

De 25 solicitudes de cierre presentadas hasta el 8 de agosto del 2020 por instituciones educativas particulares de la Sierra, 17 corresponden a centros de educación inicial. Hasta el momento una ha sido cerrada, mientras que los pedidos de 21 centros se encuentran en revisión y tres fueron devueltos por no cumplir con los requisitos.

El artículo 107 del Reglamento General a la Ley Orgánica de Educación Intercultural (LOEI) establece que el cierre voluntario de una institución educativa debe realizarse a más tardar cuatro meses antes del inicio del año lectivo en el que dejarán de prestar el servicio educativo.

Sin embargo, en consideración de la emergencia sanitaria generada por la pandemia, el Ministerio de Educación analiza y determina la pertinencia de las solicitudes de cierre voluntario de instituciones educativas particulares y fiscomisionales en un tiempo inferior al establecido, siempre y cuando se compruebe la incapacidad financiera, económica y operativa para continuar brindando el servicio educativo a partir del periodo escolar 2020-2021..

La Corporación de Centros Infantiles Particulares del Ecuador (Crecipe) no tiene datos oficiales sobre centros cerrados, ya que muchos no lo han formalizado, con la esperanza de reabrir cuando la crisis permita que los niños vuelvan, señaló Lourdes Hernández, representante del gremio.

Esto se debe a que reabrir implicaría otro largo trámite –precisó– por lo que dueños de instituciones optaron por entregar infraestructura que arrendaban y embodegar mobiliario y menaje.

En abril Crecipe calculó que el 30% de sus más de 80 centros cerró, aunque no de forma definitiva. La cifra llegó a 45% en mayo, 60% en junio y 75% en julio, según previsiones hechas en junio. Actualmente, la apertura de muchos centros dependerá de si hay o no niños matriculados. En algunos centros –dijo– hasta el momento no hay ni un solo registrado.

En El reino de los niños, ubicado al norte de Quito, por ejemplo, hasta la fecha se han matriculado 12 pequeños. Hasta la misma fecha del ciclo escolar pasado eran 45, señaló su representante, Angélica Beltrán.

Menores de dos a cuatro años de ese centro tendrán sesiones espaciadas de 20 minutos, entre las 8:30 y las 12, a partir de la segunda semana de septiembre, por medio de las plataformas Zoom y Meet. El centro hizo un descuento del 60% en su pensión, indicó su representante. Los padres pagarán USD 90, excepto aquellos que, por necesidades laborales, han solicitado que una maestra los visite en su domicilio.

Los padres comprarán una lista de útiles para todo el año y las maestras indicarán los materiales necesarios para cada semana. La idea –explicó Beltrán– es que en cada clase el niño tenga todos los insumos en una canasta para evitar interrupciones en las clases.

Canciones, cuentos, títeres y concursos serán parte de las clases para captar la atención de los alumnos. De forma virtual también se realizará el momento del ‘break’ grupal para que los niños se sirvan algún alimento mientras conversan con su clase. El centro dará a los padres un menú con sugerencias para este espacio.

Los niños de preescolar empezarán un nuevo año escolar desde casa. Mientras el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) Nacional autoriza el retorno de los estudiantes a las aulas, centros preescolares adaptan sus currículos y planificaciones a las clases virtuales.

Para los niños en edad preescolar, la psicopedagoga Cristina Tapia recomienda dividir los programas académicos en dos partes: una que permita clases virtuales de máximo de 20 minutos diarios frente a una pantalla. También sugiere dos episodios de ese tiempo, con un tiempo largo de distanciamiento entre cada uno.

Otro momento –explica Tapia– se debería pensar para trabajar con la familia, con juegos didácticos o plantillas que los padres puedan imprimir para que sus hijos trabajen.

Las clases dinámicas, en las que los niños salten, bailen –dijo Tapia– son las más adecuadas para la edad. Además enfatiza en la importancia del acompañamiento de los padres, que –dice– aunque no estén 100% en la clase, deben monitorizar las actividades de cerca.

En Gymboree, niños de tres a seis años serán parte de un programa enfocado en el desarrollo de sus habilidades socioemocionales. Para eso tendrán 50 minutos de clases virtuales, tres días de la semana.

Los padres pagarán USD 145 mensuales, incluidos los materiales, que el centro entregará a domicilio, señaló Ana Luisa Jijón, de Gymboree. Además los niños pueden ser parte de jornadas de música en inglés, arte, deportes, cuentos o elaboración de juguetes reciclados.

Con este programa –señaló jijón– los niños terminan con sus destrezas necesarias para retomar o empezar la escolaridad. Sin embargo –dijo– exámenes que instituciones educativas aplicaban para el ingreso a años superiores quedarían obsoletos, ya que el año atípico limitará el desarrollo de algunas habilidades espontáneas del entorno, que no vivieron por el confinamiento.

Menciona, por ejemplo, visitar a sus abuelos, abrazar a primos de su edad, ir al parque, a una piscina y, sobre todo, socializar con otros niños de su edad, que les permite aprender cosas como compartir, esperar su turno, colaborar, esperar. En el próximo ciclo –dijo Jijón– se recibirá a niños que probablemente estuvieron un año entre cuatro paredes.

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