La actividad fue parte de un taller para fortalecer las capacidades de 659 profesionales de la zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón). Foto referencial: Archivo / EL COMERCIO
Fue como armar un rompecabezas. Los especialistas de los Departamentos de Consejería Estudiantil (DECE) trabajaron en equipo para estructurar sobre un cartel las rutas de actuación que aplican frente a casos de violencia en el sistema educativo.
La actividad fue parte de un taller para fortalecer las capacidades de 659 profesionales de la zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón). Violencia, uso y consumo de drogas, y orientación vocacional son los temas que abordaron la mañana de este miércoles 18 de abril del 2018.
La subsecretaria Éricka Laínez resaltó que el trabajo se centra en la prevención. “Necesitamos estar más atentos, fortalecer los valores humanos, trabajar por un convivencia armónica y una cultura de paz en el espacio escolar”.
Los cuatro protocolos en casos de violencia (sexual, intrafamiliar, entre pares y hacia docentes) fueron la base para trabajar en uno de los talleres.
Sobre los carteles vacíos, los profesionales completaron el procedimiento paso a paso, desde la detección, la intervención, la derivación, hasta el seguimiento. El proceso, según el tipo de violencia, incluye la articulación con la Fiscalía, la Policía y el Ministerio de Salud.
En zona 8 se han levantado 125 sumarios administrativos por casos de violencia sexual, entre 2014 y 2017, según datos del Ministerio de Educación. El año pasado fueron capacitados 340 000 estudiantes, 100 000 familias y 18 000 docentes como parte de la campaña Más unidos, más protegidos.
Miguel Ángel Ochoa es psicólogo del distrito Samborondón y motivó a sus colegas a trabajar en un enfoque restaurativo, tanto con la víctima como con el presunto agresor. Además hizo énfasis en la reparación de derechos.
“Desde la parte sicológica debemos analizar cómo la violencia afecta al desarrollo escolar, al rendimiento académico y evitar la revictimización en el ambiente educativo”, indicó.
En cuanto al uso y consumo de drogas, la especialista Ángela López ahondó en las estrategias para evitar la deserción escolar. La alternativa, en este y otros casos de vulnerabilidad, es la educación asistida.
“En estos casos hay que hacer un análisis de factores de riesgo, sensibilizar a los docentes para aplicar las adaptaciones curriculares y mantener el contacto con los padres, por lo menos cada 15 días. También se puede coordinar visitas para verificar que estén cumpliendo con la tarea en casa”.
Según un diagnóstico del Ministerio de Educación, las zonas 8, 5 (resto de cantones de Guayas) y 9 (Quito) son las más afectadas por la problemática de sustancias estupefacientes. La Encuesta Nacional sobre consumo de drogas de 2016 determinó que el primer consumo ocurre a los 14 años y varía según el tipo de droga. El consumo de H subió de 0,5 en 2012 a 2,51% en 2016.