Hace una década, Poly Ugarte llevó al Tena (Oriente) una campaña para prevenir el cáncer de mama. Tras caminar por varias horas y bajo un sol inclemente, las fuerzas empezaron a esfumarse; estaba cansada.
Recuerda que dos mujeres prácticamente la “arrastraron” hasta la orilla del río Napo, para que tomara asiento sobre un tronco.
Una de ellas le preguntó si necesitaba recuperar fuerzas para seguir. Poly respondió afirmativamente. Entonces, la invitó a girar la cabeza. Con sorpresa, la activista observó a un grupo de mujeres remando sobre unas canoas. Estaban ansiosas por escuchar su charla; ese día se atendieron 400 personas. “¿Cómo me podía rendir?”.
Poly recuerda esa escena como si fuera ayer; se aferra a esas situaciones -aunque le saquen lágrimas- para seguir con su labor social, que empezó inmediatamente después de que le extirparan el seno -en 2006- por culpa del cáncer. Ya son 15 años, y piensa seguir.
Ella nació para servir y por eso estudió Leyes. “Desde que era una niña pensaba en cómo ayudar a la gente”. Tras sobrevivir al cáncer, esta abogada reflexionó sobre cómo esa enfermedad destruye hogares enteros, pues los costos económicos y emocionales son altos.
“Para tratar un cáncer de mama necesitas por lo menos USD 10 000. ¿Quién tiene ese dinero?”.
Ella también ha sido testigo de cómo las mujeres con ese padecimiento son apartadas de su casa, porque “huelen mal”. Se les acumula la pus o la sangre.
Así nació el proyecto
Luego de la operación, en Italia, el doctor le prescribió dos años de reposo. Poly decidió ponerle un freno a su carrera y a los negocios familiares, pero no se quedaría con los brazos cruzados. Ella es una mujer super activa; su día empieza a las 06:00 y termina a las 22:00.
Conmovida por su situación, pero también agradecida por seguir con vida, regresó a Ecuador y revisó las estadísticas sobre el cáncer de seno: “del 100% de mujeres que ingresaban al hospital, el 80% lo hacía con el mal esparcido por el cuerpo”. Un mal, asegura, que se puede prevenir con un examen o con una simple palpación.
Consciente de esa realidad, dio vida a la Fundación Poly Ugarte. A través de esa organización se ejecutan campañas de prevención en varias ciudades del país. También se realizan mamografías a mujeres de escasos recursos económicos.
Inicialmente, las campañas estaban enfocadas en la prevención del cáncer de mama. Hoy también se habla del cáncer cervicouterino y de próstata. De acuerdo con las estadísticas, 1 200 000 personas han accedido a un examen. En total, se han realizado 173 campañas.
‘Ya es Hora Quito. Tócate 2022’
Así se titula su última campaña. Arrancó a inicios de esta semana, con charlas en varios colegios fiscales y municipales de Quito.
El miércoles, por ejemplo, visitó a los estudiantes de la Unidad Educativa Juan Montalvo.
Para cumplir con el cronograma, Poly rentó un departamento en la capital. Llegó acompañada de una de sus hermanas. Ese fue el pedido de su padre antes de fallecer. “No dejen sola a Poly”.
Desde ese lugar supervisa todos los detalles para el evento de salud que se realizará el 22 de octubre, en el parque La Carolina. Ese día, 120 médicos brindarán atención a mujeres de todas las edades; se espera la presencia de 10 000 personas.
La gente que lo requiera recibirá una orden para realizarse una ecografía o mamografía en cualquiera de los hospitales públicos de Quito. Gracias a un convenio, las primeras 150 mujeres que presenten un problema severo serán apadrinadas por el Municipio de Quito.
Poly sonríe con solo pensar en el número de personas que se beneficiarán con la iniciativa.
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