Los equipos Equidad y ‘Age Boys’ se enfrentaron en el partido inaugural del Campeonato Deportivo del Orgullo GLBTI 2014. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO
Cuando el árbitro pitó para terminar con el primer tiempo del partido, Lili ya había estado en los graderíos por casi 20 minutos. Sin nada que hacer, la lojana de 28 años, contadora, y una de las cientos de migrantes de provincias que vienen a Quito por trabajo, había llegado hasta el Centro Activo del Ministerio del Deporte para encontrarse con unas amigas.
Ellas se tardarían una hora más. Y siendo las seis de la tarde, la mejor opción para matar el tiempo era ver al grupo mixto de jugadores que se desplazaban sobre el césped sintético. Le parecía curioso que hombres y mujeres busquen juntos la gloria del gol. Y cuando se enteró de que ese era el juego inaugural del Campeonato Deportivo del Orgullo GLBTI 2014, se sonrojó. Era la primera vez que veía algo así.
Hasta el domingo 22, en el Centro Activo del Ministerio del Deporte (Gaspar de Villarroel E10-122 y Seis de Diciembre) se desarrollará este campeonato en el marco de las actividades del Orgullo GLBTI (que el 28 de junio se cierra con una gran marcha en Quito). Este es el tercer año consecutivo del campeonato, que para este 2014 cuenta con la participación de nueve equipos quiteños.
Mucho antes de que Lili estuviese presente en el graderío, un grupo de niños jugaba tranquilamente en este espacio. Mientras ellos movían la pelota sobre el césped, a unos pocos pasos gays, lesbianas, transexuales, bisexuales, e, inclusive, heterosexuales, se alistaban con los uniformes de Equidad y ‘Age Boys’, los dos equipos que abrieron el torneo futbolístico. Solo cuando el árbitro se apropió de la cancha, los más pequeños dejaron el balón para formar parte de la hinchada.
En pleno ocaso, cuando en el cielo el día y la noche se entremezclaban, sonó el pito. Era hora de empezar el juego. Los violetas y negros, colores de las camisetas de los equipos, se fusionaban cuando el balón estaba cerca. Y en las gradas, con humor y firmeza, los fanáticos alentaban a sus jugadores: “Agua, jabón y Deja; pasivas no se dejan”; “Es un partido de fútbol, no el Miss Universo”… La creatividad desbordaba entre el público.
En medio del griterío, una figura destacaba. Se trataba de Madona, una chica trans que aparenta entre 30 y 40 años. Era su primera vez en el campeonato. Nunca ha sido buena para el fútbol. A pesar de eso, es consciente de que espacios como estos reivindican su posibilidad de ser diversa.
En la fiesta que se vivía en una pequeña cancha de césped sintético lo que más impresionó a personas como Lili y Madona era todo ese universo lúdico que se crea en torno al balón. Allí, antes de tener una orientación diferente, lo que la gente busca es compartir con otras personas, sentirse parte de la dinámica social. La gente que los miraba alrededor, sean simpatizantes o no, veían en ellos a un grupo de jugadores.
Luego de que los 16 jugadores dieron todo por la victoria, el equipo de Equidad quedó como el triunfador. El marcador terminó 5 a 3. Y mientras bebían algo, uno de los participantes preguntó: “¿Les dieron agua a los del otro equipo?”. Y alguien le respondió: “Todos somos del otro equipo”.