La caminata hacia los sitios sagrados se cumple cada año, como parte de las fiestas de cantonización de Suscal. Foto: Lineida Castillo / EL COMERCIO
Durante muchos años, el camino hacia los sitios sagrados del Tayta Wayrapaltiu y Mesa Loma, en el cantón Suscal, ha soportado el paso de cientos de cañaris que ascendían para realizar rituales a los dioses de la naturaleza. En la actualidad, las caminatas se cumplen por tradición, aventura y por conocer su historia.
Cada 8 de septiembre -y como parte de la agenda por las fiestas de cantonización– el Municipio realiza la caminata por los senderos de estos santuarios de adoración para fortalecer la identidad y costumbres ancestrales. Este año asistieron autoridades municipales y de otras instituciones públicas, líderes comunitarios y ciudadanía en general.
Los caminantes se concentraron en el sector de Pukyus, a cinco minutos del centro de la ciudad, y de allí partieron en ascenso por senderos angostos. Tayta Wayrapaltiu, que en kichwa quiere decir: “Altar de Viento”, tomó ese nombre porque es el cerro más alto y grande del cantón Suscal.
A Raymunda Saula, de 67 años, sus padres le contaron que sus ancestros realizaban, en la cima de la montaña, rituales ceremoniales en honor a la fertilidad de la Pacha Mama y de las mujeres. Es un territorio de pajonal que acumula agua y donde nacen vertientes que alimentan a varios sistemas de agua para las parroquias de Suscal y de Cañar.
En las partes media y baja, las familias viven de la agricultura (siembra de papas, ocas, mellocos, granos…) y por eso, antiguamente en las épocas del solsticio y de equinoccio los sabios realizaban los rituales en agradecimiento por las cosechas del año, contó el concejal Manuel Guasco.
Con la participación del pasado viernes, Raymunda Saula ha subido más de 10 veces hasta la cúspide del cerro. Según Guasco, esta caminata les permite acercarse a la riqueza cultural y natural de los cañaris, cuyos vestigios arqueológicos hablan de un pueblo muy organizado.
En el trayecto hay grandes rocas donde se dice que descansaban animales salvajes y sagrados como el puma, venados, osos… Llegar a la cima toma dos horas y se pasa por otros sitios importantes de descanso como: Pucará, Punguyaku y Pucarazo… Hay miradores desde donde se observan los pintorescos poblados de Chontamarca y Zhud.
En la cúspide, los caminantes participaron de un ritual y una pambamesa (comida comunitaria). De allí avanzaron hasta Kulla Uku, donde la comunidad los recibió con música y danza andina, al pie de una laguna sagrada. Este poblado, en un pequeño museo, también guarda piezas arqueológicas de las culturas Inca y Cañari.
La travesía terminó pasada las 17:00 y el alcalde, Ángel Guamán, agradeció a los participantes –hombres, mujeres y niños– por ser parte del encuentro con la cultura ancestral y la naturaleza. Al siguiente día hubo actividades culturales, como la Feria Agroecológica, Gastronómica, Artesanal, Turismo y Salud Intercultural.
En la noche fue la elección de la Ñusta o Princesa del Sol del pueblo Cañari. Participaron seis candidatas y el título recayó en Stefanía Pomaquiza, de 17 años, de la comunidad de Carbonpamba. Las fiestas de Suscal finalizarán el 23 de septiembre con el Runa Kay, que es un encuentro de música y danza andina.