Haga del jardín un refugio para las aves

Tres son los elementos indispensables que todo jardín para aves debe tener: alpiste (que se puede mezclar con otros granos), frutas y agua. Foto: Archivo/ EL COMERCIO

Frente a los últimos incendios que azotaron los bosques y otros espacios verdes de la ciudad, colectivos de amantes de las aves han aunado esfuerzos para crear rincones donde puedan reposar estos animales.
Bajo la iniciativa Jardines Amigables para Aves, especialistas y aficionados quieren que la ciudad cuente con zonas verdes donde estos animales puedan satisfacer las necesidades propias de su especie.
Estos espacios pueden ser desde plantas florales que se encuentran ubicadas estratégicamente en los ventanales de los edificios, hasta jardines que cuenten con una variedad de servicios para esta fauna.
Este proyecto, que cuenta con el respaldo de la Fundación Zoológica del Ecuador y de la Secretaría del Ambiente de Quito, ha realizado en los últimos dos meses cursos de capacitación para quienes quieren convertir sus hogares en zonas para aves. Más de 70 personas de distintos sectores del Distrito han adquirido conocimientos sobre alimentación adecuada para aves, dosis de suplementos vitamínicos, frutos más recomendables para los animales, entre otros.
Los resultados de estos talleres se publican periódicamente a través de los grupos de Facebook Aves Quito y Jardines Amigables Quito, donde se dan a conocer nuevas técnicas para crear estos rincones y, además, se informan las fechas de las capacitaciones (a finales de este mes habrá un nuevo encuentro y en los próximos días se confirmarán fecha y lugar).
Juan Manuel Carrión, director del Zoológico en Guayllabamba, explica que los costos de un espacio como estos va entre los USD 10 y 15 mensuales. Todo depende de la extensión y del tipo de alimentación que se quiera brindar.
Tres son los elementos indispensables que todo jardín para aves debe tener: alpiste (que se puede mezclar con otros granos), frutas y agua. Todos estos deben ser repuestos periódicamente, sin que se pase de un período máximo de cuatro días desde el último cambio.
El agua, sobre todo, tiene que ser fresca y colocarse en un recipiente que pueda limpiarse fácilmente, ya que es común que esta se contamine con las heces de los animales.
A largo plazo, la creación de los refugios para aves es el paso inicial para dar forma a un corredor verde. Carrión explica que la falta de hábitat influye directamente en los movimientos migratorios de estos animales. Al ofrecerles un refugio se garantiza un lugar de descanso para los viajes que realizan, muchos de ellos de cientos de miles de kilómetros.
Más que una práctica ambiental
En los últimos años, la geriatría ha puesto su mirada sobre las aves como método terapéutico. En ese sentido, y como lo explica Juan Diego Naranjo, médico especialista en adultos mayores, trabajar en este tipo de jardines ayuda a que estas personas inviertan su tiempo en actividades al aire libre.
A su criterio, uno de los beneficios directos de este tipo de terapias está el hecho de que el adulto mayor aprende sobre nuevas especies de aves. Esto estimula su actividad cerebral (evitando la pérdida de memoria), ya que reconoce visual, nominal y sonoramente a cada uno de los animales que llegan a formar parte de su jardín.
“Los pacientes de la tercera edad afrontan constantemente la pérdida de memoria. Al estar constantemente aprendiendo sobre las aves que observan, ellos entrenan su parte cerebral”, comenta Naranjo.
De hecho, en países como España el uso de aves en terapias con adultos mayores ha ganado adeptos en el último lustro. Según información de la Fundación Cartama Natural, el cuidado de estos animales por parte de este grupo humano tiene influencia positiva y directa en su estado emocional.