El uso inapropiado de los antibióticos produce resistencia de las bacterias. Foto: Wikicommons
A pesar de que los ojos del mundo están enfocados en el virus del ébola, desde abril pasado la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó de una problemática que amenaza con la estabilidad de los sistemas de salud a escala mundial. Se trata de la resistencia que han desarrollado las bacterias a los antibióticos.
Alvaro Dávalos, médico infectólogo del Hospital Metropolitano, recordó que en 1945, cuando Alexander Fleming recibió el premio Nobel por el descubrimiento de la penicilina, ya se alertó de la posible resistencia que pueden desarrollar estos microorganismos.
Tras la industrialización de la penicilina, paulatínamente las farmacéuticas desarrollaron moléculas sintéticas que ya no se administraban vía parenteral (inyección), sino por vía oral. Esto facilitó el uso y comercialización de los antibióticos alrededor del mundo.
Estos compuestos actúan de diferente manera, refirió Dávalos. Algunos destruyen la cubierta protéica de la bacteria, otros impiden su síntesis ribosómica. Pero con el paso de los años, se introdujo un nuevo concepto biológico: el de la presión selectiva medioambiental. Es decir, las bacterias se hicieron cada vez más fuertes y resisten de mejor forma a los antibióticos.
La OMS publicó en abril pasado el primero informe de alcance mundial acerca de la resistencia a los antibióticos. En el texto se afirma que el mundo está a las puertas de una era posantibióticos, en la que infecciones comunes y lesiones menores que fueron tratables durante décadas, volverán a ser potencialmente mortales. El fácil acceso a estos compuestos, sumada a la automedicación y a un manejo inadecuado de los antibióticos por parte de los prestadores de salud, son a decir de Dávalos, las principales causas que contribuyen a la resistencia.
Pero adicionalmente, muchas personas utilizan antibióticos en patologías que no son producidas por bacterias, ahondando más el problema de la resistencia.
“Se ha visto el mal uso de antibióticos en dolencias que no impiden que la persona realice con normalidad sus actividades: catarro común, trasntornos gastrointestinales leves, desarrollo de fiebre”. Pero estas patologías, dijo Dávalos, pueden ser causadas por procesos virales, y por ende, los antibióticos no tienen efectos.
Para David Larreátegui, médico internista y docente universitario, el mal uso de los antibióticos es una problemática extendida en el país. Citó, por ejemplo, casos en los que las personas no terminan su tratamiento médico porque consideran que ya están mejores. Otro ejemplo común se da cuando a un paciente se le receta un determinado antibiótico, y posteriormente recomienda la misma sustancia a otras personas, sin tener un sustento científico al respecto.
Aunque también Larreátegui indicó que este uso indiscriminado se evidencia en la atención hospitalaria. De ahí que a su criterio, se debería implementar mecanismos de control para el uso de estos fármacos.
En el informe de la OMS se analizan siete ‘súperbacterias’ que reportan resistencia a lo largo de todo el mundo.
. Estos microorganismos son responsables de infecciones comunes graves, como la septicemia, la diarrea, la neumonía, las infecciones urinarias o la gonorrea.
El peligro de esta resistencia, a decir de los expertos, radica en que llegará un momento en el que no se podrá atender a los pacientes, ya que las bacterias son capaces de resistir a los fármacos.
Estados Unidos y Reino Unido ya anunciaron planes para afrontar esta problemática y avanzar en las investigaciones de nuevos antibióticos efectivos. Esto ya que, según la propia OMS, en los últimos treinta años no se han dado avances significativos en este ámbito de la medicina.