Aunque para la mayoría de personas, las fiestas de diciembre, Navidad y Año Nuevo suelen ser un motivo de alegría por compartir con los amigos y la familia, para otros pueden ser un motivo de tristeza e incluso depresión.
Ana Lucía Herrera perdió a dos de sus seres queridos una semana antes de Navidad, hace cuatro años. La quiteña, de 26 años, recuerda que en ese momento, las memorias de su padre y su hermana la ponían melancólica.
No disfrutó los festejos de diciembre con su familia y sus amigos incluso hasta el año pasado. Los trastornos emocionales –dice Diego Mera, psiquiatra de la Clínica Pasteur- son muy comunes en esta época. “No siempre están ligados a pérdidas de familiares o de parejas. A veces tienen que ver con que el año finaliza y hay personas que en ocasiones se condicionan a experiencias pasadas o vividas por otros”.
Mera, que también es psicólogo conductual, afirma que los seres humanos son cíclicos y por lo tanto tienen frecuentes cambios de humor y de estado de ánimo. Por eso considera que en estas fechas la conexión con familiares y amigos ayuda a evitar estos sentimientos negativos.
“En lo posible hay que tratar de enseñarles a las personas que Navidad o fin de año no es sinónimo de tristeza ni le pasará lo mismo que en ocasiones anteriores. No se pueden generalizar las situaciones ni hacer comparaciones”.
Por ello María Elena Paredes, nutricionista, recomienda una buena alimentación en estas fechas. Para ella, mantener el positivismo es esencial, pues explica que las buenas energías atraen otras más para el nuevo año y es mejor cuando pueden impulsarse con la ayuda de alimentos.
El consumo de ciertas verduras, leguminosas, frutos secos y frutas cítricas ricas en vitamina C, por ejemplo, evitan las sensaciones de fatigas, depresión, sentimientos de tristeza, cansancio e incluso ayudan a estimular la actividad física y mental.
Los kiwis, el yogur y el queso, por ejemplo, son alimentos ricos en calcio. Estos –según Paredes- equilibran el ánimo. “Cuando una persona tiene carencia de estos alimentos, generalmente exhibe fatiga e irritabilidad, cambia de ánimo sin darse cuenta”.
Según los expertos, constantemente la falta de consumo de estas comidas, ligada al estrés y a la depresión, son los fuertes motores que impiden que una persona esté alegre y disfrute de programas y eventos en las fiestas.
A partir de este año, Herrera decidió cambiar su mentalidad, portarse positiva y pensar que a pesar de los problemas la vida continúa. “Tengo amistades que pasan por estos problemas también, unos por el estrés de deudas, otros por sus trabajos y otros por situaciones familiares”.
Las citas en el consultorio de Mera tienen un incremento del 10 al 15% en estas fechas por “depresión navideña”, como se la llama comúnmente. Lo mismo sucede en el Hospital Eugenio Espejo, en el centro de Quito.
La psiquiatra Verónica Valencia afirma que en el centro de salud, hay un aumento de casos en este mes. “Desde el primer trimestre de este año hemos notado un aumento en las cifras y siempre en diciembre crece más. Es importante que las personas que afrontan este tipo de sentimientos al finalizar el año acudan a terapias de apoyo y conductuales”.
Mera dice que, según estudios, estas sensaciones se incrementan sobre todo en lugares con ambientes fríos. “Hay influencias también con el clima. Por ello es recomendable que para evitarlo la gente cambie de rutina, realice otras actividades”. El especialista sugiere a los pacientes viajar o, además de participar en intercambio de regalos, realizar otros juegos que le impulsen a compartir y olvidarse de las penas.
Para estar positivo
El chocolate tiene un efecto antidepresivo y estimulante. Aumenta la serotonina y sube las energías.
El kiwi es rico en vitamina C. Mejora el desempeño físico y mental. Hay otras frutas similares como naranja y mandarina.
Los lácteos como el yogur y la leche tienen calcio, elemento importante para aumentar la energía y el ánimo.
El queso también es rico en calcio. Potencia la concentración y es un buen antidepresivo y desestresante.