Refugios como Lucky han anunciado su cierre debido a la difícil situación en la que les ha colocado la pandemia. Foto: Archivo / EL COMERCIO
La situación de refugios y organizaciones de rescate animal se ha complicado durante esta emergencia por el covid–19. El aumento de perros abandonados y la disminución de donaciones son algunos de los obstáculos que han tenido que enfrentar desde que empezó el aislamiento y que con el paso de los meses no ha mejorado. Algunas, como Lucky, incluso han anunciado su cierre.
Lorena Belollio, directora de PAE, cuenta que al inicio el mayor impacto fue económico. Esta organización funciona con autogestión y reciben algunas donaciones de balanceado, que fueron disminuyendo. Marzo fue un mes muy duro, dice Belollio, pero en abril se sumó otro problema.
Desde abril del 2020 se empezó a evidenciar que crecían los abandonos. Las personas empezaron a llamar y enviar correos pidiendo ayuda porque no tenían como mantener ni alimentar a los perros y muchos los dejaban en las calles. PAE no ha dejado de ayudar ni de recibir rescatados, dice Belollio. Desde marzo a mayo esta organización registró 845 casos de abandono.
Los casos de maltrato también aumentaron, al igual que el número de hembras con sus cachorros en el espacio público. Ocho perras recién paridas fueron destinadas a hogares temporales con sus cachorros, que son alrededor de 10, para que reciban los cuidados.
Para la directora de PAE, el problema es que en estos momentos las personas dejan de lado la salud de sus mascotas debido a la emergencia y no las llevan a vacunar, esterilizar, desparasitar o a que tengan una atención médica.
Andrea Torres, directora de Aulla Ecuador, dice que la tasa de abandono se ha incrementado en un 300%. Lo relaciona con que las personas se han mudado a espacios más pequeños y, al no poder tener al animal, los regalan o los dejan en las calles. Torres cuenta que se han visto casos de cachorros que los han puesto en bolsas con agua para que fallezcan y los meten en contenedores.
Esto ha hecho que los refugios se saturen. En el caso de Aulla, las donaciones no están llegando e incluso no han podido pagar el arriendo del lugar donde mantienen a los perros.
Este refugio se basa en la autogestión. Torres explica que están vendiendo mascarillas y postres para tener algún ingreso. Con esto deben comprar los insumos, la comida de los animales y pagar servicios básicos.
Mara Ramírez, rescatista de Acción Animal, cuenta que antes de la pandemia tenían 270 animales. Desde que esta se inició han rescatado a 80 y actualmente hay 290 perros bajo su cuidado en el refugio y en hogares temporales. Ramírez coincide en que las donaciones han bajado sobre todo por la situación económica de las personas.
Antes, cuenta, les escribían unas 100 personas para contribuir con donaciones pequeñas para el tratamiento de los rescatados. Ahora, no llegan ni a 20. Además, por la emergencia sanitaria ya no reciben visitas en el refugio, por lo que deben trasladarse para recoger los alimentos donados.