El director ítalo-argentino Dante Anzolini dice se ha propuesto “tocar en Guayaquil lo imposible y lo difícil del repertorio para que la gente lo disfrute”. Foto: Cortesía OSG.
Tras casi 70 años de historia institucional, la Orquesta Sinfónica de Guayaquil (OSG) tocará por primera vez este viernes 16 de junio de 2017 ‘La consagración de la primavera’ (1913), un concierto orquestal del compositor ruso Ígor Stravinski que revolucionó la música clásica del siglo XX.
La pieza de estreno para Guayaquil implica un reto interpretativo para la planta orquestal dado su carácter vanguardista, “momentos de una rapidez imposible” para los músicos y un alto grado de conexión del conjunto, explicó Dante Anzolini, director de la agrupación desde abril pasado.
El concierto gratuito se realizará este viernes 16 de junio, a las 20:00, en el Teatro Sánchez Aguilar en la vía a Samborondón. “Hay que tocar en Guayaquil lo imposible y lo difícil del repertorio para que la gente lo disfrute”, indicó Anzolini.
El director ítalo-argentino describió la inclusión en el repertorio de ‘La consagración…’ como “un hito para la cultura de la ciudad”, que responde a los objetivos de su gestión: presentar música que nunca antes se tocó en Guayaquil y ofrecer como servicio a la comunidad la posibilidad de acceso a “una ejecución en vivo, que nada iguala”.
‘La consagración de la primavera’ –dijo- está basada en simplísimas melodías folclóricas de las que Stravinski se apropia de forma espectacular para crear una nueva sonoridad, nada tradicional, rompiendo la continuidad en el pulso interno de la música.
En otros pasajes propone “increíbles crescendos”, formas de crecer en volumen hasta niveles tremendos capaces de azorar al público como el sonido de una discoteca actual. La gama de sonoridad se extiende a niveles bajísimos, hasta lo más suave que el oído humano es capaz de escuchar. “Además nunca nadie antes combinó los sonidos de la orquesta como Stravinski lo hizo”.
El repertorio del concierto de este viernes incluye luego del intermedio ‘Fanfarria para el hombre común’, del estadounidense Aaron Copland, una pieza corta y potente donde se lucen la percusión y los metales: trompetas, trombones, cornos.
Ahonda el contraste el ‘Adagio para cuerdas OP.11’ del compositor estadounidense Samuel Barber, una pieza melodiosa, sentimental y accesible al contrario de ‘La consagración…’. En el cierre, la OSG tocará el poema sinfónico ‘Rumiñahui’, escrito por el director y compositor ecuatoriano Álvaro Manzano.