‘Me levanto como si no hubiera dormido nada” es una de las frases más comunes entre quienes sufren de trastornos del sueño. Rafael del Río, neurofisiólogo clínico del Hospital La Paz de Madrid (España), dice que desde hace 30 años se hacen registros del sueño en España. Pero la diferencia es que antes se utilizaba la electroencefalografía, para ver si el paciente dormía bien y en qué profundidad, y ahora se hace la polisomnografía con video. Se trata de una prueba avanzada que permite monitorear parámetros fisiológicos como la actividad eléctrica cerebral, muscular corporal, cardíaca, movimientos oculares, respiratorios, flujo ventilatorio nasal y bucal, así como ronquidos y posición corporal.
Esta prueba es útil, sobre todo, para determinar qué les pasa a las personas que repiten la frase de “me levanto como si no hubiera dormido nada”. El problema es que tienen microdespertares durante la noche, pero no los recuerdan. A eso se debe la sensación de no haber descansado lo suficiente. Por las cuatro habitaciones del laboratorio del sueño del Hospital La Paz pasan unas 300 personas al año, para que su trastorno de sueño sea tratado.
Rosa Hernández, de 49 años y paciente de esta clínica del sueño, cuenta que el resultado de su último examen reveló que tuvo 404 microdespertares y más de 900 movimientos de piernas en una sola noche. Ella padece el síndrome de piernas inquietas, pero lo descubrió hace solo tres años. “Las personas se reían de mí, no me tomaban en serio y me decían que era estrés”, cuenta.
El síndrome de piernas inquietas es uno de los trastornos motores que afecta al sueño. La patología tiene una carga genética, pero se desconocen las otras causas, explica el doctor Del Río.
Lo que sí se sabe es que en la mayoría de pacientes se descubrió una carencia de hierro, por eso lo primero que se les suministra es este mineral.
El diagnóstico se realiza a través de un sencillo cuestionario por parte del médico de atención primaria, neurólogo o en una unidad del sueño. Y se caracteriza por la necesidad de movimiento de las piernas y viene acompañado de sensaciones molestas. También hay inquietud motora en la extremidades inferiores, principalmente, durante el reposo. Esta necesidad de mover las piernas se exacerba en la tarde o noche. El tratamiento se complementa con dopamínicos y opiáceos, que relajan el sistema nervioso central.
“Yo llegué a la clínica del sueño desesperada, después de pasar por médicos de cabecera, neurólogos y psiquiátras”, cuenta Rosa, que además es representante en Madrid de la Asociación Española de Síndrome de Piernas Inquietas (Aespi), que agrupa a 500 personas en Madrid.
En su página web (https://www.aespi.net) se destacan los resultados de diversos estudios que muestran que entre el 5 y el 10% de la población, de entre 18 y 65 años padece esta enfermedad. Esta cifra es más elevada en las personas mayores de 65 años, situándose entre 15 y 20%.
Otro trastorno menos abordado, y en la cual es útil la polisomnografía, es de la conducta del sueño REM (cuando se pierde la atonía o falta de tono muscular que caracteriza a esta fase del sueño y hay conductas violentas, llegando a la autolesión o agresión al compañero de cama).
También están las parasomnias (aquellos fenómenos, frecuentes en las infancia, que ocurren durante el sueño y que incluyen actividades motoras sin que estas lleguen a interrumpir el sueño) y las apneas obstructivas del sueño (patologías respi-ratorias que impiden que la persona descanse bien durante sus horas de sueño).
Los pacientes para ser diagnosticados pasan una noche en la unidad y el monitoreo de su actividad cerebral, muscular, cardíaca, movimientos oculares, movimientos respiratorios, flujo ventilatorio nasal y bucal, se registra en un ordenador gracias a un ‘software’ llamado Study Room (cuarto de estudio).
También se hace un registro visual gracias a una cámara de video ubicada en las habitaciones de la unidad, que registra la posición corporal del paciente durante las horas de sueño.