La ‘hechicera’ que se convirtió en diva

La construcción de su imagen se basó en la ­música y en el vestuario. Foto: Archivo / EL COMERCIO

La construcción de su imagen se basó en la ­música y en el vestuario. Foto: Archivo / EL COMERCIO

La construcción de su imagen se basó en la ­música y en el vestuario. Foto: Archivo / EL COMERCIO

Sus llamadas a la redacción cumplían un formato, que el reportero de Espectáculos o editor de turno identificaban al instante: “Licenciado, habla con Sharon... Sharon, La hechicera”. El dejo sensual de su acento se colgaba algunos segundos más en el auricular.

El posicionamiento de su nombre y su apelativo artístico era una constante, una línea que repetiría años después -ya con una fama conseguida con tesón y apego por las luminarias- para ser la ‘Diva del Ecuador’.

Ahora que sus restos son velados, ahora que su funeral está previsto para las 10:00, el impacto mediático de su deceso le ha endilgado otros apelativos, apodos y frases que van desde la entronización de una leyenda, hasta el morbo sobre lo truculento y la desgracia. Para sus seguidores, Sharon también es la ‘Diva de las botas largas’ o el ‘Ícono artístico de la migración’.

A ninguno de los dos le faltan argumentos. Las botas largas, las faldas cortas, los escotes pronunciados fueron sello suyo, siendo símbolo de la tecnocumbia, en presentaciones en vivo y en algunos videoclips.

Mientras que lo de la migración retrata una coincidencia temporal: la carrera de Sharon despuntó en 1999, cuando el fenómeno migratorio llevó a miles de ecuatorianos a cruzar océanos. Para que la distancia y el extrañamiento se redujesen en algo, los artistas populares llevaban su música hasta las colonias. Sharon estuvo allí -España, Italia, EE.UU.- y era ella... ‘La Hechicera’.

La tecnocumbia fue su apuesta

Sharon no fue una pionera en materia musical: pero estuvo en el lugar indicado, en el momento ideal y con el género a apostar. Su caballo de batalla fue la tecnocumbia, que a inicios de los 90 llegó de México a la región andina, en donde cada país lo fusionó con ritmos vernáculos.

En 1994 aparecen las primeras agrupaciones, siendo una de las más conocidas la Super Sensación Latina del Ecuador. Sin embargo, el ‘boom’ del género se dio en 1999, año del primer disco de Sharon: ‘Corazón valiente’.

La cantante no tenía una voz que llamara la atención a los entendidos en música. Pero con su falsetto sensualizado y la producción de música bailable, captó a millares de seguidores ­dentro y fuera del país. Desde 1998 hasta el 2012 fue fiel a ese estilo musical. No obstante, durante los últimos años de su carrera tuvo coqueteos con lo urbano y con el pop.

Voz y rostro de la farándula en la TV

El set de TV fue un segundo hogar para Edith Bermeo: actriz y presentadora de farándula. Su rol más conocido fue el de Zairé de Fátima, en la telenovela ‘La Hechicera’, inspirada en su propia vida. También participó en la comedia ‘Los Superespías’.

Durante su paso como presentadora hizo ‘sketchs’ en los que pulía su actuación. Un ejemplo fue Dora la Vulcanizadora, un espacio dentro del show ‘Sharon y los especialistas’, de donde salió con conflictos. Su trayectoria siguió con ‘El Sabatón de Sharon’, en el 2006, y ‘Detectives de famosos’, en el 2012. Este programa de farándula dio a conocer a ‘La Diva’; nombre que Sharon buscaba posicionar para su personalidad artística.

‘La Diva’ dio también pasos de jurado en ‘Baila la noche’, donde compartía con Carolina Jaume. A través de comentarios las dos artistas hacían notar una constante tensión en el programa.

Un estilo extravagante y sensual

La cantante se impuso en el medio ecuatoriano a través del ‘personal branding’. El fotógrafo Roberto Pombar fue el responsable de lanzar a Sharon al imaginario colectivo. Las fotografías de Bermeo en pequeños atuendos se volvieron constantes en calendarios y en las portadas de sus discos.

El estilo de ‘La Hechicera’ se caracterizaba por el colorido y brillo. Natasha Wiesner, diseñadora de la intérprete, recuerda que uno de los requerimientos infaltables de Sharon era que el vestuario destacara su figura curvilínea. Los zapatos también eran elementos importantes de su atuendo. Las plataformas, los tacos altos y las botas sobre la rodilla no faltaban en su clóset.

La intérprete también incursionó en el diseño de lencería. En el 2001 lanzó su primera colección. Aunque fue una iniciativa bien recibida, la línea de Sharon no tuvo continuidad. ​

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