Ahora resulta común encontrar serpientes en las carreteras, en el patio de las casas o incluso en el interior de los hogares en varias ciudades de la Costa durante este invierno. Aunque un encuentro con estas especies pudiera ser atemorizante, apenas 10 de un total de 109 que existen en esa región son consideradas venenosas.
Mario Yánez, investigador herpetólogo del Instituto Nacional de Biodiversidad (Inabio), explica que en abril y mayo hay mayores precipitaciones que inundan las guaridas y sitios de refugio de las serpientes. Por esto es frecuente verlas salir y movilizarse hacia zonas más pobladas.
Estos animales no atacan, aclara Yánez. La mayor cantidad de accidentes se producen cuando las personas en sectores rurales caminan descalzas o quitan la vegetación de las plantaciones.
Pueden salir de su escondite y si se sienten amenazadas tomarán acciones de defensa como recoger su cuerpo, levantarán la cabeza y golpearán el suelo con su cola emitiendo un sonido. Lo mejor en esos casos es dejar que el animal siga su camino sin manipularlo.
Glosario de Términos
Las víboras
Existen dos clases de serpientes de las que se debe tener cuidado, según el herpetólogo. Primero están las víboras, que son las más populares entre las venenosas. Estas tienen una cabeza en forma de diamante (separadas del cuerpo) y cubierta de escamas pequeñas.
Uno de los puntos claves para identificarlas es la foseta térmica entre el orificio de la nariz y el ojo, que es exclusiva de los vipéridos, y les permite ver a sus presas en función del calor que emiten. Tienen también una pupila vertical y sus colmillos son movibles y más grandes que su cabeza.
Las mordeduras de la bothriopsis punctatus causan sangrado de los orificios del cuerpo y puede causar gangrena. Se puede topar con estas víboras al cortar las plantaciones. Foto Cortesía Andres Calero / Mario Yánez / FaunaWebEcuador
Su mordida puede causar una destrucción de los glóbulos rojos. Algunos de los síntomas de este tipo de veneno incluyen el sangrado de todos los orificios del cuerpo y grandes hinchazones de los miembros donde sufrió la mordida.
En esta categoría se encuentran seis especies que son venenosas en la Costa. La bothrops asper o serpiente equis es la más abundante en esta región, ya que tolera ambientes intervenidos.
La bothriechis schlegelii, más conocida como de pestañas, tiene un veneno más fuerte, pero es más calmada. Estas serpientes se encuentran únicamente en el interior de los bosques.
La lachesis acrochorda o verrugosa es la más grande de toda Sudamérica y puede medir hasta cuatro metros. En esta categoría también están la bothriopsis punctatus, bothrocophias campbelli y la porthidium nasutum.
Las víboras pueden ser encontradas en Santo Domingo, El Oro, Guayas, Santa Elena, Bolívar, Los Ríos, Esmeraldas y Manabí.
Las serpientes coral
El segundo tipo de serpientes venenosas son las conocidas como coral. Dentro de este linaje se encuentran cuatro especies que son: Micrurus ancoralis ancoralis, Micrurus dumerilii trasandinus, Micrurus mipartitus decussatus y Micrurus multiscutatus.
Según Yánez, estas son más reacias a la presencia humana y son muy raros los accidentes que involucren a estos animales. Estas han sido encontradas en la provincia de Esmeraldas.
La serpiente coral tiene colmillos en la parte delantera con los cuales depositan un veneno de tipo neurolítico. Es decir, que afectará al
La micrurus multiscutatus es una serpiente bicolor. En su cuerpo se encuentra el rojo y negro, con un anillo a veces amarillo. Tiene actividad diurna. Foto Cortesía Andres Calero / Mario Yánez / FaunaWebEcuador
La persona que haya sido mordida por estos reptiles va a tener problemas en abrir los ojos, sentirá mareos y, poco a poco, se paralizarán algunos órganos del sistema circulatorio y respiratorio.
En la Costa, el tamaño de este tipo de animales no sobrepasa el medio metro y por lo general tienen patrones de colores rojo-amarillo, rojo-negro, negro-rojo-blanco o rojo-negro con manchas.
Pero no todas las serpientes que tengan este tipo de colores son corales, algunas tienen estos colores para protegerse de sus depredadores. El 80% de encuentro se producen con especies no venenosas, según el experto.
Para poder diferenciarlas, es necesario poner atención en sus ojos. Las venenosas tienen ojos pequeños y con dirección hacia la parte superior, mientras que las inofensivas tienen ojos grandes.
En caso de mordedura, Yánez recomienda inmovilizar la zona, poner hielo para que el veneno no siga circulando y dirigirse a un centro médico inmediatamente para que se coloque un suero antiofídico.
Se recomienda a las personas guardar la calma ya que, si hay mayores niveles de excitación, el veneno, sobre todo de las víboras, se expandirá más rápido por el torrente sanguíneo.
Es necesario dejar que la serpiente siga su camino, no se debe perseguirlas ni intentar agarrarlas.
Si están alojadas en el interior de las viviendas, se debe tomar una vara larga y empujarla suavemente para dirigirla hacia una salida.
También existen ganchos especializados para atrapar a las serpientes de tamaño moderado. Se recomienda utilizar botas y tener cuidado al cortar las plantaciones.
Según el noveno número de la Gaceta Epidemiológica 2017 de la Dirección Nacional de Vigilancia Epidemiológica, durante las primeras nueve semanas del año se han registrado 217 mordeduras de serpientes.
Manabí es la provincia en la que se ha reportado la mayor cantidad de afectados, seguida por Morona Santiago, Guayas y Los Ríos. Estas zonas acumulan el 50% de los casos.
El grupo de edad más vulnerable es de 20 a 49 años de sexo masculino. Según el informe, esto puede estar relacionado con la exposición laboral.
Manabí es la provincia en la que se ha reportado la mayor cantidad de afectados, seguida por Morona Santiago, Guayas y Los Ríos. Estas zonas acumulan el 50% de los casos.
El grupo de edad más vulnerable es de 20 a 49 años de sexo masculino. De acuerdo al informe, esto puede estar relacionado con la exposición laboral.
Según información proporcionada por el Ministerio de Salud a este diario, desde enero hasta este viernes 24 de marzo del 2017, se han reportado 313 casos de accidentes ofídicos. Es decir, 94 casos más de lo presentado en la gaceta epidemiológica nueve con corte hasta el 4 de marzo.
En el 2016 se registraron 1 953 accidentes ofídicos en todo el año a escala nacional.