La fundación Rescate Animal organizó la segunda jornada de adopciones para buscar hogares definitivos para perros y gatos que fueron rescatados tras el terremoto en Manabí. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO
A Hugo lo encontraron vagando por las calles de Pedernales (Manabí), entre los escombros que quedaron tras el terremoto de abril. Sufrió leves laceraciones que ya cicatrizaron y está listo para conseguir un nuevo hogar.
Su enorme rabo se movía de un lado a otro al recibir caricias de quienes visitaron la clínica veterinaria Omnipet, ubicada en el norte de Guayaquil. Este gigante color caramelo, que pesa unos 40 kilos, resulta algo intimidante a primera vista. “Pero es súper pacífico, se lleva bien con las personas. Ojalá que hoy consiga una nueva casa”, contó David Miranda, quien le ofreció un hogar temporal.
Hugo es parte de los perros y gatos rescatados de Manabí, que luego de pasar por un proceso de recuperación buscan una segunda oportunidad. La mañana de este domingo 22 de mayo del 2016, la fundación Rescate Animal organizó la segunda jornada de adopciones para buscar hogares definitivos para los ‘manabadogs’ y ‘manabacats’, como los bautizaron.
Viviana Vásconez es la presidenta de esta fundación, que desde el 18 de abril visita Pedernales, Bahía de Caráquez, Portoviejo, Manta y comunidades varias comunidades aledañas, para dar ayuda a las mascotas afectadas por el sismo.
“Hemos llegado a casi 3 000 animales. Al principio, la mayoría estaban desorientados y deshidratados. Luego empezamos a encontrar animales de traumas. Hemos traído 13 que han sido sometidos a cirugías mayores por fracturas de cadera, patas y otras lesiones fuertes”.
La semana anterior, 15 ‘manabas’ fueron adoptadas. Este domingo, 12 perros y 15 gatos buscaban convencer a familias enteras con sus lamidos y tiernos maullidos.
Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO
Elsa Pacheco encontró una gatita de ocho semanas, de pelaje naranja, muy espeso. Fue encontrada en el albergue levantado en el aeropuerto de Portoviejo, abandonada. “Se parece mucho a un gato que perdí; en cuanto la vi me acordé de él. Le pondré Ternura”, dijo Pacheco mientras recibía el diploma de adopción.
Isabel Vargas, en cambio, buscaba un cachorro. Pero en cuanto llegó no pudo despegarse de una perrita de manchas negras y blancas. “Es para mis nietos, para que tengan una compañía”.
La presidenta de la fundación explica que todos fueron rescatados de las calles. Buscaron a sus familias en albergues y poblaciones; y al no encontrarlas decidieron traerlos a Guayaquil. “Son animales que lo han perdido todo. Muchos están súper bien y queremos conseguirles una familia para que tengan una mejor oportunidad de vida”.
Stephanie Flor, una de las voluntarias de Rescate Animal, seguía a los visitantes con los formularios de adopción en su mano. Ella visitó Bahía de Caráquez, ayudó al cuidado de varios de los rescatados y espera que todos consigan un hogar. “Muchos han sido encontrados junto a los escombros de lo que un día fue su hogar, esperando que sus dueños aparezcan. Es muy triste”, cuenta.
Rescate Animal sigue trabajando en las zonas afectadas y tiene el respaldo de World Animal Protection. Este grupo internacional busca conseguir alimento y atención para proteger las vidas de más de 15 000 mascotas ecuatorianas. “Al ayudar a estos animales, no solo mejoramos su calidad de vida, sino que también ayudamos a sus dueños a superar emocionalmente el desastre”, cita un comunicado de la organización.
La empresa privada también se unió al cuidado de las mascotas rescatadas. En esta semana, Purina de Nestlé donó 12 000 porciones de alimento para los afectadas de cuatro patas. Hasta fines de este año esperan entregar 10 toneladas de alimento, lo que representa más de 40 000 porciones.
Casi al mediodía, en la jornada de adopción de Guayaquil, Hugo ya había flechado a algunos visitantes. En cuanto llegó, Jonathan Macanchi no lograba separarse de él. “Tengo espacio y tiempo para cuidarlo. Me gustaría que sea parte de mi familia”.