Un colorido vitral del artista Jorge Narea, de 288 m2, se destaca al ingreso del Santuario del Señor de la Divina Misericordia. Foto: Mario Faustos/ EL COMERCIO
Un año y nueve meses tomó la construcción de la primera fase del Santuario del Señor de la Divina Misericordia en Guayaquil. Su edificación fue el mejor reflejo de lo que la devoción y la solidaridad pueden hacer. Afianzó el dicho de que la fe mueve montañas.
“El Santuario se levantó por la generosidad del pueblo guayaquileño. Empezamos pidiendo poco menos que limosnas pero luego mucha gente fue sumando voluntariamente su aporte”, dice Fernando Romero, promotor de la obra y director de la Asociación Señor de la Divina Misericordia a la que el arzobispo porteño, Antonio Arregui, pidió su construcción.
El 26 de septiembre del 2009 se colocó la primera piedra de este proyecto construido por fases. El 26 de junio del 2011 se inauguró la primera cúpula y el altar. En mayo de 2012, la segunda cúpula y en julio del 2013 la tercera etapa.
Para las dos primeras etapas se recibieron donaciones en materiales de construcción por industriales católicos que alcanzaron los USD 700 000. Hubo además campañas como la venta de 2 000 nichos, y 2 500 ladrillos donde se colocaron los nombres de los donantes.
El Santuario, cuya construcción tomó poco más de cinco años, está en el margen izquierdo de la vía Guayaquil-Salinas, a la altura del km 26, rodeado de vegetación y una laguna. Está concebido como un sitio de retiro espiritual en familia.
Allí, el próximo lunes 6 de julio del 2015, a las 11:15 está previsto que el papa Francisco oficie una misa durante su visita oficial a Guayaquil.
Además del Santuario, que tiene 29 m de alto y capacidad para unas 2 300 personas sentadas en 248 bancas, el sitio cuenta con una casa de retiro, casa para sacerdotes, área de catequesis, parqueo para 120 autos y un área de nichos.
El segundo templo más grande de Guayaquil, después de la Catedral, se destaca por su estructura arquitectónica en la que sobresale desde su ingreso un gran arco. Allí se muestra imponente un vitral del artista ecuatoriano Jorge Luis Narea, que mide 288 m2 y que tiene la colorida imagen del patrono.
En su interior tiene un altar de mármol y una gruta dedicada a la Virgen de Medjugorje.
Basado en que Dios perdona todo cuando los fieles se arrepienten, la Divina Misericordia es una devoción cristiana enfocada en perdonar al prójimo.
Por esa devoción y por la celebración del Jubileo de la Misericordia, el Papa aprobó extender allí su visita a Guayaquil.
Debido a análisis hechos desde entes gubernamentales sobre la seguridad de los fieles, se estudia la posibilidad de reducir el aforo planificado en principio por la Arquidiócesis en 1 250 000 creyentes.
Organismos de seguridad agrupados en la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos, y delegados de la Iglesia, buscarán determinar si es posible poner un límite menor.
El arzobispo de Guayaquil, Antonio Arregui, dijo que los responsables del viaje pontificio han respondido que cabría disponer el sitio para albergar un número inferior de personas, “siempre el mayor posible, dentro de los límites exigibles para la seguridad de la gente. Una eventual reducción se daría en base a lo que arrojen los estudios de la Secretaría”.
En el lugar, equipo caminero del Gobierno continúa con el desbroce del terreno y establecimiento de seis vías de acceso (20 m de ancho) y camineras internas (7 m).