Santiago Rodríguez ha probado más de 350 tuestes para su participación en Australia. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO.
Cuando el actual campeón nacional de barismo, Santiago Rodríguez, cursaba la carrera de gastronomía, decidió ir más allá, conocer y manejar nuevas técnicas de alimentos y bebidas. Para ello se apasionó por una rama que, según dice, no era muy conocida en ese entonces: el café y el barismo.
Su olfato, gusto, tacto, vista e incluso oído son los sentidos que utiliza al momento de elaborar cada una de las mezclas, tuestes y extracciones con -como él lo llama- el cafecito, un producto cambiante y versátil.
Esto se evidencia mientras, en un evento para recaudar fondos, realiza uno de los más de 350 tuestes que actualmente está experimentando para, en el Mundial de Melbourne, en Australia, dejar en alto el nombre de Ecuador.
“Lo que más me gusta del café es que no siempre se hacen las mismas fórmulas. El café cambia, se levanta bien o se levanta mal, hay que entenderlo mucho, saber tratarlo y transformarlo”, comenta.
Profesionalmente, se inició en 2017. En ese entonces se ubicó en los primeros puestos de diferentes concursos cafeteros. El más reciente fue el año pasado, en Guayaquil. Aquí, él y 22 de los mejores baristas del país demostraron su talento en la competencia de brewing filtrado y otras formas de extracción de café.
En su presentación, Rodríguez utilizó un café de alta calidad Typica y Sidra, ambos con el 50%, del productor Galo Morales, quien tiene su finca Cruz Loma, ubicada en la provincia de Pichincha.
Además, en 15 minutos tuvo que explicar el proceso, que va desde la finca hasta la taza, es decir, el cultivo, porcentajes de humedad y de temperatura. Para ganar, realizó cuatro expresos, cuatro bebidas con leche y cuatro bebidas de creación con expreso.
“Me gusta ir jugando con la temperatura del agua del ambiente, con moliendas gruesas y finas, e ir viendo sabores diferentes, como acidez, dulzor, amargor, entre otros”.
Comenta, además, que el café logra que la gente trabaje en equipo, ya que no solo es el barista quien logra el resultado, sino también los caficultores, tostadores y más gente necesaria para una competencia.
Rodríguez tiene el objetivo de posicionar el café ecuatoriano ante los ojos del mundo en Australia, el próximo 5 de mayo del 2020. “Estar en el Mundial de barismo es una gran oportunidad para mostrar el café de Ecuador a los mercados internacionales, al ser un evento que reúne a toda la industria global, que el último año movió más de 200 000 millones de dólares” señala.
Entre sus planes está, en el próximo concurso, ser reconocido como el mejor barista del mundo, o por lo menos reunir más fuerza y experiencia para demostrar el valor del café ecuatoriano junto con su socio y profesor, David Miño.
Otro de sus planes a futuro es abrir una cafetería, llamada Isveglio, en un lugar icónico de Quito. En ella buscará combinar diferentes sabores y técnicas que se pueden introducir en el café, como licores, energizantes, refrescantes, frutales, entre otros.
Resalta que no solo la vainilla queda bien. Él, por ejemplo, quiere que la gente pruebe café con extracciones de plantas andinas o frambuesa, mandarina, mora o cereza.
Rodríguez comenta que no piensa dejar las competencias “porque son adictivas”.