Hoy, 8 de julio del 2018, se estrena ‘Ocean’s 8’, en que la actriz interpreta a la líder de un talentoso grupo de criminales femeninas. Foto: EFE
En este milenio son pocas las posibilidades de atraer nuevamente al público hacia una historia que ha perdido la novedad tras el estreno de una versión original en 1960 y después de revivir con un remake y dos secuelas.
Pero si la nueva producción aparece en la cartelera como un eco de reivindicación femenina, que además reúne a un elenco de ocho cotizadas y experimentadas actrices de Hollywood, las posibilidades de éxito aumentan, como lo confirma ‘Ocean’s 8’.
Después de cinco años, ocho meses y 12 días, Debbie Ocean (Sandra Bullock) sale de prisión con unos pocos dólares en la cartera y un ingenioso plan en la cabeza. Bajo la sombra de una familia con una larga tradición criminal, la heredera del clan Ocean parece que no tiene más opciones que entregarse a su destino y en los primeros minutos del filme demostrará que tiene la suficiente astucia y malicia para hacerlo.
La cinta de atracos lleva la acción fuera de los casinos de Las Vegas, para asestar un golpe en el Museo Metropolitano de Arte (Met, por sus siglas en inglés), en Nueva York.
El objetivo es un costoso collar que adornará el cuello de la famosa actriz Daphne Kluger (Anne Hathaway)durante una de las galas más prestigiosas de los Estados Unidos.
Es un escenario donde la uniformidad en el ‘dress code’ (código de vestimenta) masculino ayuda a resaltar la presencia femenina, durante buena parte de la trama.
Pero Debbie también sabe que no podrá hacerlo sola y sin perder tiempo recurre a su ‘colega’ Lou (Cate Blanchet) para reclutar a un equipo con habilidades y talentos específicos.
Así se integran a la escena la joyera Amita (Mindy Kaling), la estafadora Constanza (Awkwafina), la contrabandista Tammy (Sarah Paulson), la ‘hacker’ Nine Ball (Rihanna), y la diseñadora de moda Rose Weil (Helena Bonham Carter), actrices y personajes en los que se multiplica la idea de lo femenino y lo diverso.
A partir de entonces la cinta se convierte en un espectáculo coral. Frente a la cámara, la alquimia entre el octeto protagonista se traduce en emoción, riesgo y complicidad, destacándose la química entre las dos ganadoras del Oscar (Bullock y Blanchet), los recursos expresivos de Bonham Carter, que hacen de su personaje uno de los más divertidos y el ingenio de Hathaway para superar el cliché de la celebridad.
Aunque hay una intención loable en el cambio de género, el director Gary Ross se limita a seguir los pasos de Steven Soderbergh, sin atreverse a rebasar los márgenes del concepto visual y narrativo de la fantasía criminal, patentada por el oscarizado director, pero cumpliendo las cuotas justas de un entretenimiento de verano.