La prolongada exposición a pantallas puede ocasionar problemas visuales. Foto: Pxhere.
El abuso del tiempo frente a las pantallas está contribuyendo a la aparición de fatiga visual y al empeoramiento del síndrome de ojo seco. Descansar la vista y acudir a un especialista evitarán que se produzcan mayores daños.
El parpadeo ocurre cada 5 o 10 segundos de forma espontánea, pero por la concentración frente a la pantalla se va alargando el tiempo entre parpadeos. Así lo explica el cirujano oftalmólogo Hugo Salcedo.
Esta acción es importante porque lubrica el ojo. Cuando se disminuye, se presentan molestias, como sequedad o cansancio visual.
Para evitar este daño, se recomienda seguir la regla 20, 20, 20. Es decir, cada 20 minutos enfocar la vista a una distancia de 20 metros por 20 segundos. Este ejercicio causará que el parpadeo, y por lo tanto la lubricación, se reactiven.
Sin embargo, dice Salcedo, no hay que ser estrictos en cuando a hacerlo cada 20 minutos. Lo ideal es hacer el ejercicio al menos cada hora o cada vez que se tome un descanso para ir al baño, tomar una bebida o comer.
Otra medida importante es acudir a un especialista, sobre todo si el paciente está expuesto por largas horas a las pantallas. El experto le recetará un lubricante específico para sus necesidades. Si bien hay gotas de venta libre, no es recomendable adquirirlas, pues pueden no tener los componentes que el paciente necesite.
Síndrome de ojo seco
Este es un síndrome que se da por varios factores. El abuso de las pantallas puede contribuir a su aparecimiento o empeoramiento, aunque no es la principal causa.
“Las principales causas del síndrome de ojo seco son el síndrome de Sjogren, artritis reumatoidea y deficiencia de las glándulas de Mibomio”, dice el oftalmólogo Santiago Vega.
Los factores ambientales, como el ambiente seco, el aire acondicionado y el viento,también contribuyen a este malestar. El uso de gafas de sol es una de las medidas de protección.
De acuerdo con Vega, pacientes propensos a este síndrome han reportado que el uso de las mascarillas empeora su cuadro, pues provocan que el aire que se exhala se dirija hacia los ojos.
Los síntomas de este síndrome son: sensación de sequedad, sensación de piedritas o basuritas en los ojos y visión borrosa.
El lagrimeo es otro síntoma que ayuda a identificar el síndrome. “A veces los pacientes piensan que tienen exceso de lágrimas, pero es lo contrario”, dice Salcedo.
Si se reconocen los síntomas, el tratamiento es urgente. La falta del mismo podría afectar a la córnea. “Cuando hay falta de lágrimas, la córnea empieza a sufrir. Es una de las estructuras más importantes. Sin córnea, podríamos perder la vista”, advierte Salcedo.