Cuando un niño pierde a alguien importante en su vida, el impacto emocional puede ser profundo y duradero. El duelo infantil es una realidad que muchas veces se ignora o minimiza. En un nuevo episodio del pódcast Cuaderno de la Salud, conversamos con Nathaly Ron, psicóloga clínica y magíster en tanatología, para ofrecer herramientas que permitan abordar este proceso con amor, respeto y honestidad.
🎧 Escucha el episodio completo de Cuaderno de la Salud
Conduce: Óscar Álvarez
Invitada: Nathaly Ron, psicóloga clínica y magíster en tanatología
📌 Cuaderno de la Salud, el pódcast de EL COMERCIO, abre un espacio necesario y valiente para un tema que muchas familias evitan: cómo abordar el duelo con los niños.
🎙️ Con la guía de la magíster en tanatología Nathaly Ron este episodio ofrece respuestas reales para padres, madres, cuidadores y educadores.
“El duelo no entiende de edades. Solo pide ser acompañado con verdad, cariño y presencia”
¿Por qué hablar de la muerte con los niños?
Porque los niños también sienten, también pierden… y también preguntan. Lo que digas —o lo que calles— puede marcar cómo vivirán el dolor ahora y cómo afrontarán las pérdidas en el futuro.
Silenciar la muerte no protege. Acompañarla sí. Por eso, aquí van 11 claves para hacerlo con empatía, claridad y mucho amor.
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Responde con sinceridad, no con metáforas
Evita decir que “se fue al cielo” o que “está dormido”. Usa palabras claras: falleció, murió. Los eufemismos solo aumentan su confusión.
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Escucha sin corregir
Permite que expresen lo que sienten, aunque no lo entiendan bien. No invalidez sus emociones ni trates de “animarlos” de inmediato.
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Habla con ellos antes de que ocurra una pérdida
Puedes usar cuentos, películas o situaciones cotidianas para introducir el tema. La educación sobre la muerte también es parte de la vida.
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Adapta el mensaje a su edad
Un niño pequeño entiende distinto que un adolescente. Ajusta el lenguaje a su desarrollo, sin perder la honestidad.
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Sé un modelo de duelo
Si tú lloras, está bien. Si dices que lo extrañas, también. Mostrar tu dolor les enseña que sentir no es debilidad: es humanidad.
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Dale permiso para recordar
Ver fotos, hacer dibujos, hablar del ser querido… son formas sanas de mantener el vínculo. No temas a los recuerdos.
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Cuidado con los “falsos consuelos”
Frases como “Dios lo quiso así” o “fue tu culpa” (sí, algunos lo dicen) pueden dejar heridas más profundas que la propia pérdida.
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Conserva sus rutinas
El juego, la comida, el colegio. Las rutinas dan estructura emocional y les permiten reconstruir su seguridad.
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Si quieren despedirse, déjalos
Si lo piden y es posible, una despedida adaptada puede ser sanadora. No los excluyas del ritual por pensar que “no lo entienden”.
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Observa cambios en su conducta
Tristeza persistente, regresiones o aislamiento pueden requerir apoyo profesional. No temas pedir ayuda.
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Dales tiempo, pero sobre todo… presencia
El duelo no tiene un calendario. Estar disponibles, atentos y amorosos vale más que mil explicaciones.