Una nueva forma de “lifting” facial promete un rejuvenecimiento sin cirugías ni tratamientos invasivos: la clave está en masajearse a sí mismo, que trae mayores beneficios si se combina con ejercicios de gimnasia como “el conejo”, “el pez” o “la tortuga”.
Adiós a las punciones -para inyectar sustancias como botox, colágeno o ácido hialurónico- y sobre todo al bisturí, es lo que proponen las nuevas “terapias dulces”, para rejuvenecer de forma sana y gradual.
Una de ellas es el “self-lifting” (auto-lifting), también llamado bio-lifting, promovido por Joanna Kakimova, bióloga e investigadora de la Academia de Ciencias de Moscú y especialista en bioestética.
La experta, que compara el rostro con el de una escultura a modelar con auto-masajes, cremas y gimnasia facial, es la autora del libro “Self-lifting, cómo cancelar las arrugas nosotros mismos“, publicado recientemente en Italia (Red Edizioni).
Allí describe la importancia de simples ejercicios para el rostro, que pueden ser llevados a cabo mientras ocurren tareas cotidianas, como la de estar frente a la computadora o mientras se conduce. Incluso mientras se conversa o se come.
El método comprende un masaje micro circulatorio, éste ejecutado por un esteticista en gabinete, pero en el que la gimnasia lo es todo.
“Se necesita trabajar antes sobre la tensión del músculo y luego expulsar una parte del rostro. Cada movimiento se repite hasta que se advierte un ardor, cansancio y dolor”, prescribe la investigadora.
Si ello ocurre, explica, será señal de que “el músculo está trabajando, produciendo ácido láctico, con lo que se robustece y se vuelve más voluminoso“.