Conocer más sobre el cáncer es uno de los retos no solo de los profesionales de la salud, también de todas las personas, pues existen ciertos malentendidos que tienen muchos individuos acerca de esta enfermedad.
Por ejemplo se piensa que el cáncer es contagioso, que si la madre o el padre tienen cáncer, este seguro será heredado por sus hijos e incluso que un simple golpe en el seno puede provocar la aparición de un tumor, entre otros
Para despejar estas y otras dudas, y a propósito de que mañana, 4 de febrero, se celebra el Día Mundial contra el Cáncer, conversamos con el médico oncólogo de SOLCA, René Muñoz.
El cáncer es contagioso
Ningún cáncer es contagioso. Si usted está cerca de una persona con esta dolencia, no la a adquirir, ni tampoco al tocarla, por utilizar algún utensilio de él e incluso si respira el mismo aire. Sin embargo, existen cánceres como el del cuello del útero, el cual es producido, en un gran porcentaje, por la presencia del papiloma del virus humano (HPV), el cual sí es transmisible a través de la vía sexual. Igual ocurre con el cáncer de hígado (hepatocarcinoma), pues una de las causas de su aparición, es el virus de la hepatitis C, que también es transmisible, con mayor frecuencia a través de transfusiones de sangre o por el uso de jeringuilla.
Cáncer es sinónimo de muerte
El cáncer no es igual a muerte, es sinónimo de una enfermedad crónica que requiere tratamiento probablemente permanente. En estos últimos años la mortalidad por cáncer ha disminuido considerablemente, puesto que han mejorado los métodos de prevención, detección, diagnóstico y de tratamiento. Esto ha permitido que hoy en día se considere al cáncer no como una enfermedad mortal, sino como una enfermedad crónica que requiere un control y manejo permanente.
El cáncer se hereda
No todas las personas cuyos padres o familiares tienen cáncer están sentenciadas a padecer esta dolencia. Sin embargo, existe un porcentaje (alrededor del 10%), cuyos padres tuvieron cáncer, quienes pueden heredar el gen que altere y que predisponga al cáncer. En especial el cáncer de mama, de ovario y de colon; de los cuales ya están identificados los genes que pueden predisponer al desarrollo de estos. Lo que sí existe es un factor elevado de riesgo. En este caso el paciente debe tener un mayor cuidado y realizarse controles preventivos, para identificar esta enfermedad, si es el caso, en etapas tempranas. Por ejemplo en el cáncer de mama, la paciente debe realizarse controles 10 años antes de la aparición que tuvo en su madre, es decir, si a este se le presentó a los 50, la hija tiene que hacerse exámenes a partir de los 40 años.
El estilo de vida no tiene nada que ver con el cáncer
Desde luego que sí personas obesas, individuos que consumen poco o casi nada de frutas y verduras, beben alcohol, y fumadoras; tienen un alto riesgo de desarrollar cáncer. Por eso es importante tomar en cuenta que existen tres tipos de prevención. La primaria que consiste en mejorar nuestro estilo de vida (hacer actividad física 30 minutos al día, incluir frutas y verduras en la dieta; evitar fumar y beber alcohol y manejar el estrés. Este último puede aumentar el riesgo de cáncer en personas jóvenes). La secundaria es la de preocuparse por hacerse exámenes como en el caso de las mujeres la mamografía a partir de los 40 y el papanicolau, una vez que inician su vida sexual. En el caso del hombre hacer un examen de próstata, pasado los 40 años. Todo esto puede ayudar a la detección temprana de una enfermedad oncológica. La terciaria es la que corresponde a los médicos, es decir, al tratamiento, una vez diagnosticado el cáncer.
Hacerse mamografías produce cáncer de mama
No, la mamografía no produce cáncer, es un examen que toda mujer debe realizarse a partir de los 40 años.
Un golpe fuerte en el seno puede hacer que aparezca un tumor
No, pero tras el golpe, la mujer comienza a poner mayor atención en su seno y, es posible que se descubra una lesión oncológica, que ya estuvo ahí. Pero el golpe por sí solo, no es causa para dar paso a la aparición de cáncer.
No se pierda mañana, una segunda entrega de los mitos sobre el cáncer