La curva de registros de influenza casi desapareció en 2020 y 2021. Los informes de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) mostraban grandes picos del SARS-CoV-2 en las Américas, que borraron del mapa de vigilancia a otros virus respiratorios.
Pero la tendencia cambió. Desde febrero los reportes de covid-19 bajan, aunque predominan. La influenza reaparece a fines del año pasado con un ligero y sostenido repunte, en especial del tipo AH3N2. En el área andina la positividad de la enfermedad es del 8%.
Hacen falta registros en el país
En Ecuador no hay datos actualizados. Hasta la primera semana de febrero hubo cinco reportes de infecciones respiratorias graves por AH3N2 en menores de 11 años. Pero en los consultorios médicos su detección va en aumento.
La influenza es una infección viral. Sus síntomas aparecen súbitamente: fiebre alta, intenso dolor de cabeza, garganta y malestar general, tos seca y rinitis. La recuperación suele ser rápida, sin necesidad de tratamiento, aunque las personas vulnerables pueden desarrollar neumonía grave.
El diagnóstico se hace por descarte. En los consultorios se sigue sospechando de covid frente a cualquier cuadro gripal, al menos hasta que una prueba diga lo contrario. Si resulta negativa, la segunda opción es un test PCR de influenza; su costo en laboratorios particulares llega a USD 200.
Pero con una positividad que se mantiene en 5% y un fallecido por coronavirus durante la última semana en el país, las sospechas ahora apuntan más a la influenza. En Machala, por ejemplo, los centros públicos de salud realizaron 186 pruebas de covid-19 la semana pasada. Solo hubo un positivo y el resto se asocia con influenza -dice el epidemiólogo Robinson Jaramillo-. Son pacientes con síntomas leves y que se recuperan con tratamiento en casa”.
Patología estacional
El epidemiólogo Federico Cabrera aclara que el aumento de AH3N2 es leve y no debe causar preocupación. Su diseminación estaría ligada a que cada vez más personas se despojan de las mascarillas y dejan a un lado el lavado de manos, medidas que han frenado la propagación de distintos virus respiratorios.
La influenza circula todo el año, pero en las épocas frías o de cambios de temporada es cuando aparecen más casos. “El frío reseca la mucosa nasal y las vellosidades de la nariz pierden movilidad. Estas son barreras naturales para que los virus no progresen hacia los pulmones”, explica Cabrera.
La vacunación es otra barrera
La OPS promueve la inmunización contra SARS-CoV-2 e influenza. Ese esquema se sigue en los centros de vacunación del país.
La vacuna está disponible para toda la población, con énfasis en grupos de riesgo: niños menores de 5 años, mayores de 65, personal sanitario, embarazadas y personas con enfermedades crónicas. Su aplicación es continua desde el 2009, tras la pandemia de AH1N1, y cada año la fórmula varía, según los virus circulantes. Su elaboración va de la mano con la vigilancia epidemiológica, que en Ecuador se frenó debido al covid-19.
El lunes se anunció que el país se integra a un sistema regional de vigilancia de influenza, covid-19 y otros virus respiratorios, que recopilará datos de hospitales, laboratorios y de la comunidad sobre casos que puedan alertar nuevos sublinajes o variantes.
Para Aída Soto, asesora de vigilancia de prevención y control de enfermedades de OPS/OMS en el país, así se podrá monitorear posibles y futuras pandemias. “De las 10 pandemias más importantes del mundo, siete son por virus respiratorios tipo influenza, hay que vigilarlos”.