La tendencia cambió. Hace 15 años los médicos dicen que era usual encontrar casos de hígado graso en personas mayores de 45 años. Pero ahora ese problema también lo presentan jóvenes desde los 17 años.
¿Por qué ocurre aquello? Los galenos hacen referencia a tres factores: exceso de grasas, dieta desbalanceada y azúcares.
Marcos Iturralde tiene obesidad uno a sus 17 años. Hace siete meses recibe un tratamiento, porque en una operación de apéndice los médicos encontraron que su hígado tenía lesiones tipo dos de esta dolencia. Son cuatro fases.
La primera y la segunda tienen afectaciones tratables, pese a que el órgano ya está afectado y su color y forma han cambiado. En las etapas tres y cuatro (esta última cirrosis) se presentan laceraciones y fibrosis, es decir cicatrices que pueden desencadenar cáncer.
Gonzalo Sandoval, gastroenterólogo, afirmó que el hígado graso no alcohólico se ve más en adolescentes, porque están más cerca de las comidas grasosas y limitan la actividad física por el uso de videojuegos y de consolas.
No hay cifras actuales sobre la incidencia de esta patología en el país, pero en un estudio realizado el 2007, sobre 30 000 personas de Guayas, Pichincha, Azuay, Chimborazo e Imbabura, se reveló que el 55% de ellos padecía esta enfermedad. La mayor parte mujeres y personas de clase media y baja.
A escala internacional, se estima que el 10% de niños y adolescentes pueden presentar este problema, conocido también como esteatohepatitis no alcohólica.
Desde que a Marcos le detectaron la enfermedad su rutina cambió. Tiene una dieta especial en la que predominan las frutas y verduras que él mismo prepara en casa. Todas las noches sale de su casa para trotar en el parque de La Carolina y bebe al menos 2 litros de agua, para que su hígado sane lentamente hasta su próxima evaluación, a fines de este año.
Los especialistas explican que hay dos tipos de hígado graso, uno que se presenta con inflamación y mayor destrucción de las células hepáticas y otro que es casi asintomático, y que se descubre por casualidad, como fue el caso de Marcos y el de Alexandra Artieda.
Ella es una joven de 23 años que se operó de la vesícula hace seis meses y desde hace dos debe llevar una estricta dieta porque sus médicos descubrieron que tenía hígado graso en fase 3.
Según la Sociedad de Gastroenterología del Ecuador, el exceso de grasas en el organismo impide metabolizar los alimentos y por lo tanto se acumulan en el hígado, inflamándolo poco a poco.
Pero, ¿qué es este órgano? Es uno de los más resistentes y es justamente el que desintoxica el cuerpo. Así lo afirman estudios recientes de la Sociedad Ecuatoriana de Gastroenterología. Sin embargo, las implicaciones de su mal funcionamiento son todavía desconocidas por la población, pues en la mayoría de casos avanza en silencio.
De acuerdo con informes de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), los desórdenes metabólicos como la diabetes y la obesidad son factores de riesgo y contribuyen a depositar más grasa en el hígado.
Aunque la diabetes en niños es poco frecuente, la obesidad infantil tiene alta incidencia en Ecuador: el Ministerio de Salud afirma que un 17% de niños y adolescentes vive con sobrepeso en el país. De hecho, según cifras de las Naciones Unidas, en Ecuador el 22% de la población sufre de obesidad.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura (FAO) alertó a fines del año pasado que la obesidad y el sobrepeso son factores que generan enfermedades crónicas como la hipertensión, enfermedades cardiovasculares, insuficiencia renal, diabetes y enfermedades hepáticas como la cirrosis, es decir los problemas en el hígado.
Y la OMS recomendó reducir el consumo de azúcar al 5% de la ingesta calórica diaria, lo que equivale a unos 25 gramos (aproximadamente una cucharada sopera) al día. Hasta ahora este organismo internacional aconsejaba que el consumo de azúcares fuera menor del 10% del consumo calórico total.
Alexandra corre con el riesgo de contraer diabetes en un futuro por los azúcares. Hasta estos días, Marcos ha bajado 14 libras con una dieta estricta. También acudió a una nutricionista que le ayudó a equilibrar el consumo de los alimentos. No bebe y no ingiere ningún tipo de grasas, lácteos ni almidones. Siempre deberá cuidarse.
En contexto. Se considerada a la cirrosis una de las enfermedades más letales en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud. Las laceraciones y cicatrices en el hígado provienen del abuso de comidas y de bebidas, que a la vez generan diabetes y obesidad.