Imagina estar en una zona de guerra, donde cada explosión sacude la tierra y cada día es una lucha por sobrevivir. Imagina ser una mujer en ese lugar, enfrentando no solo la violencia del conflicto, sino el horror de la violencia de género. Ahora imagina ser la persona encargada de ayudar a esas mujeres a recuperar su dignidad y reconstruir sus vidas.
Ese ha sido el trabajo de la psicóloga ecuatoriana Gisela Silva González, quien ha servido en la República Centroafricana, Sudán del Sur y la Franja de Gaza con Médicos Sin Fronteras.
Enfrentándose a crisis humanitarias de extrema violencia, ha trabajado en la primera línea de atención a víctimas de violencia sexual, desplazamiento forzado y crisis de salud mental.
En el más reciente episodio del pódcast ‘El Cuaderno de la Salud‘, conducido por Óscar Álvarez, Silva comparte su experiencia en estos escenarios de desesperanza y el impacto que la violencia de género tiene en las víctimas, muchas de las cuales ni siquiera saben que han sido violentadas hasta que alguien las escucha por primera vez.
“Nosotros trabajamos con lo más íntimo de las personas, con esos pensamientos que no cuentan a nadie. Estamos ahí para dar sostenimiento y un espacio seguro”, expresó Silva, resaltando la importancia de la salud mental en la recuperación de quienes han vivido experiencias traumáticas.
A partir de su relato, destacamos 11 conclusiones clave sobre la violencia de género y la salud mental en contextos extremos:
1. La violencia de género se intensifica en zonas de conflicto
En países en guerra, los sistemas de justicia y salud colapsan, dejando a las víctimas sin protección ni recursos para denunciar o recibir ayuda.
2. Muchas mujeres no reconocen que son víctimas
Silva compartió el caso de una paciente que llegó con dudas sobre si estaba sufriendo violencia de género. Su historia resultó ser mucho más compleja de lo que ella misma imaginaba, reflejando cómo muchas mujeres no identifican de inmediato los abusos que enfrentan.
3. El silencio y la normalización agravan el problema
En muchas culturas, la violencia de género está tan arraigada que las víctimas la asumen como “parte de su realidad”. Esto limita su acceso a la ayuda y perpetúa el abuso.
4. El acceso a la salud mental sigue siendo un privilegio
En contextos de crisis, la prioridad de las personas es la supervivencia física (comida, agua, refugio), relegando la atención psicológica a un segundo o tercer plano.
5. Las redes de apoyo son esenciales para la recuperación
Tener un círculo de confianza es clave para que una mujer pueda salir de una situación de violencia. En Médicos Sin Fronteras, se fomenta la creación de estas redes dentro de las mismas comunidades.
6. El estigma sobre la salud mental aún persiste
A pesar de los avances, muchas personas todavía ven la atención psicológica como algo innecesario o vergonzoso, lo que dificulta que busquen ayuda a tiempo.
7. El impacto del trauma es profundo y duradero
Silva explicó que la violencia de género no solo deja huellas físicas, sino que genera secuelas emocionales y psicológicas que pueden afectar la vida de una persona durante años si no se tratan adecuadamente.
8. La revictimización es un problema frecuente
Muchas sobrevivientes enfrentan no solo el dolor de la agresión, sino también el rechazo de sus comunidades y la impunidad de los agresores.
9. La salud mental es clave para la adherencia a tratamientos médicos
En contextos de enfermedades como VIH o tuberculosis, si un paciente no se siente escuchado o acogido por su médico, es más probable que abandone su tratamiento.
10. La sensibilización y educación pueden cambiar vidas
A través de programas comunitarios, Silva y su equipo han trabajado para romper tabúes sobre la violencia de género y empoderar a las mujeres para que busquen ayuda.
11. La esperanza y la solidaridad son la clave para seguir adelante
“Si no apostamos por la humanidad que queda en nosotros, simplemente nos hundiremos”, afirmó Silva, destacando que incluso en los momentos más oscuros, siempre hay personas dispuestas a tender una mano.
Un mensaje final: el poder de la conciencia y la acción
La violencia de género no es un problema lejano, es una realidad que enfrentan miles de mujeres cada día. Pero el silencio no es una opción.
La experiencia de Gisela Silva González nos muestra que el cambio comienza con la conciencia, la acción y el apoyo. Cada historia importa y cada acción cuenta en la lucha contra la violencia de género.
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