Imagen referencial. De 50 muestras de heces, 20 contenían bacterias más fuertes, según estudio. Foto: Archivo/ EL COMERCIO.
Mientras niños y adultos corren, juegan con sus pelotas o se acuestan en el césped de los parques de Quito, un ‘enemigo’ invisible los rodea. Se trata de la bacteria E.coli, que está en las heces de mascotas como perros o gatos.
Investigadores de las universidades Central, de las Américas, Técnica del Norte y del Hospital General del Sur de Quito, del IESS, analizaron 50 muestras en el Parque Lineal de Solanda, en el sur, aunque los resultados pueden ampliarse a otros espacios verdes.
Ellos concluyeron que en el 40% de muestras (20) hubo resistencia a los antibióticos. Eso eleva el riesgo de enfermedades en el ser humano como infecciones en las vías urinarias.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce a este tipo de patologías como zoonóticas, ya que se transmiten de forma natural de un animal a una persona o grupo de ellas.
El contagio ocurre cuando alguien toca con sus manos superficies contaminadas por excremento como césped, bancas o juegos infantiles. Y sin darse cuenta introduce sus dedos en la nariz o en la boca.
Así, las bacterias ingresan y se alojan en el tracto digestivo. En algunas ocasiones buscan opciones para sobrevivir. En otras provocan enfermedades difíciles de curar y su tratamiento toma más tiempo.
A esto se conoce como resistencia, que es generada por el consumo excesivo y no recetado de antibióticos.
Las bacterias actúan como un grupo de guerreros, que levantan sus escudos para evadir ataques. Cambian, esquivan al enemigo y se hacen fuertes. Así se comporta la E.coli en el organismo, explica el médico Francisco Mora Toro.
Él es coordinador institucional de Vigilancia Epidemiológica e Infectología del Hospital General Quito Sur. Además, es parte del equipo de investigadores.
Cinco años atrás -explica el doctor- no se encontraban bacterias resistentes a antibióticos de última generación. Hoy son comunes, por lo que se desarrollan fármacos para combatirlas. Lo negativo es que ellas también mutan y se resisten a esos medicamentos.
La E.coli no es la única bacteria que se transmite del animal al ser humano. También está la toxocara y la campylobacter. Ambas se alojan en los intestinos y provocan enfermedades gastrointestinales acompañadas de diarrea, fiebre y dolor abdominal.
Para evitar el contagio se debe potenciar la higiene de la mascota y de sus dueños.
Andrea Sanabria, de 31 años, tiene cuatro perros y dos gatos. Ella los rescató de las calles y desde ese día los protege. Con su cuñado pasean a diario a los perros. Nunca olvidan -recalca- la funda o el papel para recoger el excremento. “Es nuestra responsabilidad”, señala la joven profesional.
Recoger las heces del espacio público es la principal recomendación del estudio académico. Lo afirma Esteban Fernández, docente e investigador en la Universidad de las Américas. “Con medidas mínimas de higiene como no pasear al perro cerca de hospitales, recoger todas las heces de los parques o lavarse las manos ya generamos conciencia”.
El 95% de las infecciones, por ejemplo, pueden evitarse solo con la higiene de las manos, señala la OMS. Si no hay agua y jabón cerca se puede utilizar gel antibacterial.
Dentro del estudio se hizo una encuesta de factores asociados, en la que se consultó a la gente si conoce o no sobre el cuidado correcto del animal.
La edad media de los propietarios fue de 36 años. Las personas que superaban esta edad tenían mayores conocimientos sobre el tema. Mientras que los menores desconocían algunas medidas como la periodicidad para la desparasitación o la vacunación.
Andrea, por ejemplo, se informa constantemente sobre cómo mantener en buen estado a sus mascotas. Lo hace porque en su casa hay dos niños, su hijo de 7 años, y su sobrino, de tres meses.
“No hemos tenido problemas con las mascotas porque hay una limpieza profunda de patios, gradas y arenero”.
La alimentación de la mascota es fundamental para evitar la propagación de bacterias, según Andrés Ortega, director de la carrera de Veterinaria en la Universidad UTE.
Él recomienda alimentar a los perros con balanceado y no con productos caseros. La razón: los primeros tienen los nutrientes que el animal requiere y se evita la proliferación de bacterias. Además, la regla es desparasitar cada dos meses a las mascotas.