A escala mundial, el consumo de tabaco es la principal causa de muerte prevenible; es decir, que pueden tomarse todos los correctivos para que esto no ocurra. No obstante, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año mueren 6 millones de personas por el consumo de este producto. De ellos 600 mil son no fumadores expuesto al humo ajeno.
Cada 31 de mayo, día en que se conmemora el Día Mundial sin Tabaco, la OMS hace hincapié y explica un fenómeno que contribuye a elevar los índices de consumo, enfermedades y muerte. Para la edición 2015, este organismo devela las cifras y realidades detrás del comercio ilícito de productos de tabaco.
Según algunos estudios, y por la información proporcionada por la comunidad aduanera mundial, 1 de cada 10 tabacos que se consumen en el mundo proviene del comercio ilegal (contrabando, fabricación ilícita y falsificación).
La investigación de la OMS explica la existencia de toda una red de ilegalidad que va desde pequeños vendedores ambulantes hasta redes delictivas organizadas.
La industria tabacalera también ha sido señalada como uno de los actores que respalda el comercio ilícito pues, de acuerdo con la OMS, suministra insumos a este mercado e intenta bloquear las advertencias sanitarias gráficas o el aumento de impuestos. Asimismo, utilizan el contrabando como un medio para ingresar a mercados cerrados hacia sus productos.
El estudio relata además que varios de los grupos de crimen organizado logran su financiamiento por medio de la venta de tabacos de origen ilícito.
Son los menores de edad, y sobre todo aquellos en condiciones vulnerables, quienes resultan más afectados por el comercio ilícito. Los cigarrillos falsificados o de contrabando son más baratos lo que facilita la iniciación en el consumo y acarrea consecuencias sanitarias, en algunos casos, irreversibles.
Frente a esta problemática la OMS propone estrategias que van desde la educación en los niños sobre las consecuencias del consumo hasta el mejoramiento de las capacidades tributarias de los estados.
Las advertencias gráficas ¿funcionan?
En el 2008 la OMS identificó seis medidas de control del consumo de tabaco. Entre ellas se destacó la necesidad de proteger a la población no fumadora de la exposición al humo del tabaco y advertir del peligro del consumo mediante alertas gráficas.
Para el año 2013 el organismo mundial presentó el informe sobre la efectividad de esta estrategia:
Alrededor de una tercera parte de los jóvenes que se inician en el hábito de fumar lo hacen por causas relacionadas con la publicidad, la promoción y el patrocinio del tabaco. A escala mundial, el 78% de los jóvenes de 13 a 15 años de edad están expuestos habitualmente a alguna de estas acciones.
Frente a esas cifras, Douglas Bettcher, director del Departamento de Prevención de las Enfermedades No Transmisibles de la OMS, explica que está demostrado que la mayoría de los consumidores de tabaco adquieren la dependencia antes de cumplir los 20 años. Por ello, la prohibición de la publicidad y el uso de alertas gráficas sobre las consecuencias de este hábito reducen la iniciación en el consumo.
Asimismo, un estudio de la Universidad de Waterloo, Canadá, uno de los países pioneros en la inclusión de imágenes vinculadas a los riesgos de fumar, explica que las fotos colocadas en las cajas de tabacos llevaron a una caída de 4.7 puntos en la venta de estos productos en ese país.