Esta enfermedad se produce por el crecimiento anormal de las células de la piel y se suele desarrollar en la piel expuesta al sol aunque también puede ocurrir en zonas que usualmente no estén expuestas a la radiación ultravioleta (UV).
No obstante, el 90% de los casos de cáncer de piel pueden ser tratados si se detectan a tiempo. Sin embargo, y de acuerdo con una encuesta mundial a dermatólogos, alrededor de 1.5 millones de personas en todo el mundo retrasa la búsqueda de ayuda médica después de detectar signos sospechosos en su piel.
Las personas deben desempeñar un papel proactivo en el proceso de detección del melanoma observándose sus lunares y los de sus seres queridos.
El método para hacerlo es sencillo y consiste en el Abecé del melanoma para evaluar si un lunar es sospechoso, según lo explica el Doctor Mario Naranjo, médico dermatólogo y aliado de La Roche-Posay:
- A. Asimetría. Si el lunar no es redondo u ovalado y tiene diferentes formas en cada uno de sus lados, es considerado sospechoso.
- B. Bordes. Si los bordes son irregulares, es un signo de alerta.
- C. Color. Si tiene varios colores, es decir si no es de color homogéneo.
- D. Diámetro. Los lunares no deben tener un diámetro mayor a 6mm.
- E. Evolución. Si cambia de tamaño, forma, color o grosor rápidamente es fundamental consultar con un dermatólogo.
“La forma, tamaño y color de los lunares puede ser un llamado de atención, por eso es fundamental que las personas implementemos en nuestra rutina de autocuidado la revisión constante de estos, el uso de protector solar mínimo tres veces al día sin importar si estamos en espacios cerrados y en climas fríos o calientes, así como visitar al dermatólogo anualmente, entre otras prácticas”, argumenta el experto.
A pesar de que los casos de melanoma aumentan y de que una posible detección temprana está en manos de quien lo padece, el 52% de las personas de todo el mundo nunca se han sometido a una revisión de sus lunares por parte de un dermatólogo.
Los efectos secundarios de los tratamientos contra esta enfermedad son una preocupación de salud pública. Según estudios, el 80% de los pacientes que está recibiendo tratamiento contra el cáncer sufre de efectos secundarios en la piel que disminuyen su calidad de vida debido a que dificultan la realización de tareas domésticas, actividades de ocio y deterioran el funcionamiento social.