Las mujeres dejan a sus hijos con sus maridos en casa y salen a trabajar. Llevan en sus manos vasijas vacías y cuando llegan al karité, un árbol emblemático del lugar, empiezan sus cánticos de recolección. Solo cosechan los frutos (similares a las nueces) que están en el suelo o los que caen del árbol durante la jornada. Nunca los arrancan.
Luego extraen con una piedra la gruesa cáscara y amasan su contenido. Al final separan esta masa en dos: aceite y manteca. Son escenas que a diario se repiten en la remota Burkina Faso (África). En un estante de L’Occitane, en el Quicentro, hay un cuadro que resume esta historia. Bajo el karité se venden estas cremas y mantecas que han atravesado procesos orgánicos.
“Los árboles no reciben ningún fertilizante ni herbicida para que crezcan más rápido, luego en la producción tampoco se agrega ningún químico”, explica Yesmín Torregroza, capacitadora de la marca L’Occitane.
En este local hay seis líneas que cuentan con el aval de Ecocert, un organismo de certificación para el desarrollo sostenible. Para obtener este estándar, los productos tienen que estar libres de parabenos y de silicona, y la gran mayoría (90 a 95%) de ingredientes debe ser plantas.
L’Occitane es solo una de las marcas internacionales que le apuesta a esta tendencia verde.
En Francia, Alemania, Italia y España, los cosméticos ecológicos representan el 6% de la producción total. En Ecuador tienen un espacio en las tiendas de cosméticos donde al menos uno de los productos es “verde”.
Oriflame, disponible en la mayoría de locales de cremas y cosméticos locales, es reconocida mundialmente por trabajar en cuatro ejes: abastecimiento de ingredientes de manera sostenible, la reducción de emisiones de gas de efecto invernadero, la optimización del uso del agua y la reducción de desperdicios.
En el 2013 ganó un premio por ser la primera marca de cosméticos en el mundo en financiar la producción sostenible de aceite de palma a través del certificado GreenPalm.
Otra marca que se encuentra en farmacias y supermercados del país es Zuii. Se trata de maquillajes con base en plantas orgánicas: pétalos de rosa, manzanilla y flores de jazmín. También emplean aceites esenciales, extractos y minerales.
Entre las características que comparten estas líneas “verdes” están la ausencia de parabenos, un químico derivado del petróleo que cumple la función de conservación. Al no contenerlos, los cosméticos orgánicos tienen menos duración. Una vez abiertos se mantienen en buen estado entre seis meses y un año.
La silicona, que brinda la suavidad, también es otro material que está ausente en las cremas, shampoos, lociones naturales.
La silicona brinda la suavidad y docilidad a las cremas. Para reemplazar a este ingrediente, las empresas que eligen procesos ecoamigables utilizan los aceites esenciales. Para obtenerlos se realizan procesos de destilación de las hojas, raíces y flores de las diferentes plantas.
A diferencia de los cosméticos de otras marcas, estos no hacen pruebas previas en animales, respetando a estos seres vivos.
Aunque es una producción local y a pequeña escala, las monjas del Monasterio del Carmen Alto también elaboran productos libres de químicos. En la calle García Moreno y Rocafuerte (centro de Quito), justo pasando el Arco de la Reina en el centro de Quito, se encuentra una pequeña tienda donde las religiosas expenden cremas antiarrugas, para manchas, hidratantes y para manos.
En envases plásticos con tapas de un solo color se almacenan estos cosméticos que, según quien que los vende, María Molina, no tienen vaselina -derivado del petróleo- ni otros químicos relacionados.
La mujer cuenta que las mojas de claustro de este convento no comparten las recetas de sus productos. Por eso, las etiquetas únicamente explican para qué es cada uno de ellos: elimina las arrugas de las manos, las vuelve más tersas.
La producción creciente de cosméticos ecoamigables en el mundo se enmarca en la tendencia “slow”, ese estilo de vida que busca la armonía con la naturaleza y está a favor de una existencia más saludable. Por lo general son más caros debido a que su materia prima tiene precios relativamente elevados conforme al lugar de procedencia, el modo de extracción y los porcentajes que se empleen.
Tome en cuenta
Debido a que la vida de los productos es más corta por sus ingredientes, son más difíciles de preservar.
Una vez abierto dura entre seis meses y un año. Es mejor mantenerlo en un lugar seco.
Hay tipos de piel que reaccionan mal a estos productos ya que los ingredientes pueden causar alergias.
Cómo reconocer un cosmético ecoamigable
Al observar la etiqueta, cerciórese
que no tenga
los siguientes ingredientes:
parabenos
silicona
vaselina
perfumes artificiales
conservantes
Que un 90 y 95% de los ingredientes son
naturales y orgánicos
Perfumes de aceites esenciales de :
flores y frutas
plantas
especias y raíces
hierbas
El producto no debe tener parabenos, silicona ni fragancia artificial.
No son probados en animales.