Hace 60 años, el 25 de abril de 1953, Francis Crick y James Watson describieron por primera vez en un estudio la estructura del ADN (ácido desoxirribonucleico), molécula en forma de doble hélice que encierra el patrimonio genético de toda la vida. Un hecho histórico.
Con un artículo de solo una página publicado en la revista científica británica Nature, los dos jóvenes científicos -Crick de 36 años y Watson de 25- revolucionaron el mundo de la biología y la genética.
Hasta los años 50, la ciencia se había centrado en que los materiales de herencia eran las proteínas. Tras estudios, dicha molécula que estaba escondida en la humildad sale a la luz en este artículo, y se explica su estructura y todas sus funciones. “Ahí se empiezan a entender y explicar varias funciones del ADN, y además se logró exponer lo evolutivo de las especies y entender a la biología”, según menciona el genetista César Paz y Miño.
Paz y Miño agrega que el ADN es la molécula formada por biomoléculas químicas, las cuales cuentan con una especie de escalera, con dos estructuras y una central llamada escalones, que además está formada por azúcar fósforo y bases nitrogenadas.
En la época ya se conocía el ADN, e incluso, pese a que algunos científicos tienen dificultades para admitirlo, se sabe que es la sede de la herencia. También hay estudios que precisan su naturaleza química: una asociación de nucleótidos, montada en largas cadenas.
Si bien los investigadores tenían una idea de los ladrillos que componen el ADN, no sabían qué es los que los vincula, ni el modo como se ensamblan en el espacio. Tenían algunas de las piezas del mecano, pero no las instrucciones sobre el montaje.
Crick y Watson fueron los primeros en resolver el problema y en proponer un modelo tridimensional del ADN. Escribieron imaginando al mismo tiempo un posible mecanismo de copia del material genético. Siendo teóricos, ambos investigadores se habían beneficiado de los experimentos de sus colegas, que trataban de observar esta estructura gracias a la difracción de rayos X a través de cristales de ADN.