Hace cinco años Jéssica Vásquez decidió cambiar su ropero. Atrás quedaron las blusas anchas y los pantalones holgados.
La joven ibarreña, de 22 años, reemplazó estas prendas por otras más ceñidas y que realzan su figura. “Me siento más sexi”.Desde que ingresó a la Escuela de Negocios y Comercio Internacional (ENCI), en la Universidad Católica de Ibarra, está más pendiente de su apariencia.
Y pese a que sus padres no están de acuerdo con este cambio, ella no dará marcha atrás. “Es chévere cuando pasas por la calle y te dicen cosas bonitas”.
Belén Morán, otra estudiante de la U. Católica, está consciente que la ropa demasiado apretada puede afectar a su salud, pero por ahora no le da importancia.
En el momento de vestir más peso tienen sus jeans descaderados, botas y blusas ceñidas. “Sé que afecta la circulación”.
Morán no se equivoca al decir esto. Luis Rojas, cirujano cardiovascular de la Clínica Pichincha, afirma que quienes usan ropa ajustada son más propensos a desarrollar venas varicosas.
Según explica, normalmente la circulación venosa va de abajo hacia arriba, pero al utilizar prendas demasiado ajustadas el retorno venoso es anormal y la sangre se estanca en las venas.Asimismo, señala que en el caso de los pacientes con várices se les recomienda usar medias ajustadas, porque de esta forma se aprieta desde el pie hasta la pierna y no desde la pelvis y la presión disminuye al subir.
Una segunda molestia se conoce como la “respiración corta”. Cuando se coloca una blusa o un cinturón ajustados no se permite que el aire llegue a oxigenar el cerebro, con lo cual se desarrolla ansiedad y baja concentración.
Un tercer efecto es la acumulación de gas carbónico (tóxico), el cual acelera la oxidación de las células ocasionando el envejecimiento prematuro.
Por estas molestias, Pamela Ipiales, de 20 años, ahora prefiere comprar ropa que se ajuste a su talla y sentirse cómoda. Incluso cuando sale a bailar con sus amigas opta por lucir prendas elegantes y flojas. “Hay que cuidar la salud. Antes usaba ropa muy ajustada y no podía respirar, sentía que me ahogaba”.
Zayda Vargas, ginecóloga y obstetriz, del Hospital Metropolitano, apunta un cuarto padecimiento: inflamación e irritación vaginal. Cinco de las 10 mujeres que acuden a su consulta a diario presentan irritación por usar ropa interior ajustada.
La especialista aclara que no es aconsejable ponerse hilos (ropa interior pequeña que cubre solo la vagina) o tangas. “Al ser pequeñitos rozan y lastiman la piel”.
Los pantalones pegados no facilitan la ventilación de las partes íntimas femeninas, más bien contribuyen a la proliferación de hongos y bacterias por la humedad y las altas temperaturas.
En el caso de los hombres pantalones, boxers o calzoncillos pequeños no afectan la calidad del esperma, aunque puede provocar dolores en los testículos.
Freddy Ponce, médico internista de la Novaclínica, agrega otros dos dolores muy comunes en las personas que visten prendas apretadas. Estos se dan a nivel de la espalda y el estómago. “Se producen agrieras e irritación del estómago”.
El galeno refiere que la presión de la ropa ocasiona que los ácidos del estómago fluyan hacia el esófago, causando acidez y reflujo. En cambio, con las caderas comprimidas se requiere que la columna ejerza más presión para realizar un movimiento.
Otro punto que anotan los especialistas, en el caso de las damas, es el uso frecuente de tacones puntones. Estos duplican la masa corporal y favorecen los problemas circulatorios. Si una mujer pesa 50 kilos, con el uso de tacos el peso que deben soportar sus pies puede incrementar hasta 100 kilos.
Esta serie de molestias, para Jéssica Vásquez todavía son tolerables, pues está decidida a continuar luciendo sus jeans ‘strecht’, ya que moldean su figura.
Su ginecólogo le recomendó no ponerse pantalones pegados por los quistes en sus ovarios, pero ella no claudica. Tampoco escucha a sus padres, quienes le insisten en cuidar su cuerpo, al que consideran templo de Dios.