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Los varones también se ejercitan en el tubo

David Tapia utiliza la fuerza de su abdomen y brazos para  mantenerse en esta posición. Él es instructor en D’ Coco  Pole Dance

David Tapia utiliza la fuerza de su abdomen y brazos para mantenerse en esta posición. Él es instructor en D’ Coco Pole Dance

David Tapia utiliza la fuerza de su abdomen y brazos para
mantenerse en esta posición. Él es instructor en D’ Coco
Pole Dance. Foto: Patricio Terán/EL COMERCIO

David Tapia coloca sus dos manos por detrás de su cabeza, sujeta un tubo de metal e impulsado por sus pies asciende lentamente por la estructura que caracteriza al pole fitness, una disciplina mixta en la que participan hombres y mujeres. Lo hace alineando su cuerpo de forma horizontal, hasta que su cabeza roza la viga que sostiene al tubo, también ­llamado caño o barra.

Allí, a 4,50 metros de altura, David realiza figuras con su cuerpo desafiando a la gravedad. Parece que vuela. Sorprende porque en momentos su cuerpo se aferra a la barra con tan solo una pierna: la derecha. La izquierda y sus dos brazos están extendidos, a la espera de aplausos. Cuando llegan, David los recoge y desciende. Lo hace para respirar y estirar los músculos.

Adoptar cada pose le toma entre ocho y 10 segundos. Parece poco tiempo, pero en realidad es una ‘eternidad’. Logra esta rutina porque en cuatro años de entrenamiento ha ganado fuerza y elasticidad. Y ha mejorado concentración y coordinación.
Esas son, precisamente, las principales habilidades que se desarrollan o pulen con la práctica del pole fitness.

Con el entrenamiento constante y una alimentación saludable, Santiago Rueda (alumno de Tapia) también ha ganado un abdomen marcado y plano y ha reducido medidas. “Sin necesidad de ir a un gimnasio o trotar sobre una pista o en una máquina”.

Y es que el gasto calórico es importante: en una clase de 90 minutos se queman entre 500 y 1 000 calorías. No se consume una cantidad específica ya que depende de la intensidad con la que se realizan los movimientos y del momento previo al entrenamiento, donde se ejecutan rutinas de ejercicios para calentar los músculos.

En el pole dance, la fuerza y la tonificación de los músculos –alrededor de 650 en el cuerpo- se obtienen al trabajar con el propio peso. La flexibilidad y coordinación, en cambio, se ganan con la práctica de ejercicios específicos, que reducen el riesgo de que las personas se lesionen al ascender o descender por la barra. Ese riesgo también se evita con la guía de un entrenador capacitado, que vigile los movimientos y corrija posturas.

En Ecuador, según Tapia, entrenador de pole fitness desde hace tres años, existen alrededor de 10 personas con el conocimiento suficiente para impartir clases. Trabajan, sobre todo, en Quito y en Guayaquil. Aclara, eso sí, que cada día se suman más adeptos. Él, por ejemplo, instruye a seis varones. Santiago Rueda,quien no falla en los entrenamientos, ya suma un año en esta práctica.