El padre Luis Ochoa, durante la misa celebrada este domingo 12 de junio en la iglesia de San Pedro del Cebollar, en Cuenca. Foto: Manuel Quizhpe / EL COMERCIO.
El sacerdote cuencano Luis Ochoa Robles resultó ganador del Festival ‘Yo quiero ser’, en la modalidad ‘Yo me llamo’. Este concurso de imitación se desarrolló en Cuenca, entre abril y junio, con 46 participantes.
Como triunfador del Festival, Ochoa se adjudicó como premio la grabación de un disco en una productora profesional. Los fondos recaudados producto de la venta del disco irán en beneficio de las fundaciones Juan Pablo II y Siervos de Yahvé, que proyectan un programa de evangelización.
A sus 50 años, el párroco de San Pedro de El Cebollar (parroquia ubicada al noroccidente de la capital azuaya) compitió por primera vez en un certamen de esta naturaleza. Lo hizo aceptando una invitación del Movimiento Camino Neocatecumenal.
El sacerdote cuencano durante su participación en el Festival de canto, en el coliseo de la Unidad Educativa Técnico Salesiano. Foto tomada del muro de Facebook de Nelson Timbi
Su apego por la música viene de desde su infancia. En la escuela participaba en los concursos de canto, igual en el colegio. En su criterio, hay una herencia musical de sus progenitores: Luis María Ochoa (fallecido) y Carmen Robles. Ellos integraron un trío musical en la capital azuaya.
La convocatoria al Festival fue para los diferentes párrocos y laicos de las parroquias de Cuenca. Ochoa participó imitando al cantante colombiano Lisandro Meza. En la final, con la misma vestimenta que utiliza Meza (sombrero y guayabera blanca), cantó La cumbia del amor y Regresa pronto.
Su interpretación convenció al jurado calificador del Festival ‘Yo quiero ser’, que estuvo integrado por delegados del Conservatorio de Música de Cuenca. La final se cumplió en el coliseo de la Unidad Educativa Técnico Salesiano.
Ochoa, quien también es catedrático en la Universidad Católica de Cuenca, recuerda que la primera fase arrancó con 46 concursantes, de ellos cinco sacerdotes. A la final accedieron 17 participantes, entre ellos dos curas. Pero, por problemas de salud, su colega no llegó.
El párroco cuencano agradece a Dios por los dotes que le dio para el canto y está feliz de mostrar “la otra cara de la moneda del sacerdote”. También resalta el apoyo de los feligreses y moradores de la parroquia, quienes lo acompañaron durante sus participaciones, con pancartas, globos y barras.
Ochoa califica como una experiencia interesante tener en el escenario a ‘rivales’ de ocho parroquias, entre curas y laicos, quienes hicieron su máximo esfuerzo. Ahora espera que cuando grabe el disco y salga a la venta, lo adquieran, porque serán en beneficios de las fundaciones Juan Pablo II y Siervos de Yahvé.