En la conferencia que tuvo en la FIL de Guayaquil habló sobre su nuevo libro ‘La buena suerte’, que ya está en las librerías del país. Foto tomada de Facebook
La escritora española Rosa Montero, autora de libros como ‘La hija del caníbal’, ‘La loca de la casa’ y ‘La ridícula idea de no volver a verte’, fue una de las invitadas internacionales de la Feria Internacional del Libro de Guayaquil, que la tarde de ayer (27 de septiembre del 2020) cerró su VI edición. En esta entrevista con El Comercio cuenta su relación con la literatura latinoamericana y su visión del ‘boom’.
¿Cómo ha sido su relación con la literatura latinoamericana?
Soy de una generación que creció en las últimas décadas del franquismo. En las dictaduras que son largas, como fue la española, se hiere el tejido social. Mi generación, salvo algunas excepciones, no creció leyendo autores contemporáneos españoles. Yo me eduqué con el ‘boom’ latinoamericano. Los autores del ‘boom’ fueron los que me mostraron que la mejor literatura que se estaba escribiendo en ese momento, la más rompedora y la más novedosa estaba hecha en lengua española. Esa literatura me aguijoneó y me ayudó en la búsqueda de mi propio camino. En cuanto a la escritura contemporánea me siento más hija de los escritores latinoamericanos que de los míos.
¿Cuál es el escritor del ‘boom’ latinoamericano que más la enganchó?
A parte de Borges, que es padre del ‘boom’ y uno de los grandes autores del siglo XX, me rompieron la cabeza dos autores, Gabriel García Márquez, con ‘Cien años de soledad’ y Mario Vargas Llosa con ‘Conversación en la catedral’. El estilo de García Márquez me deslumbró por lo novedoso, porque rompió paredes literarias, pero ese estilo cantarín y barroco no es el que más me gusta. Te diría que Vargas Llosa es el que más ha influido en mí. ‘Conversación en la catedral’ es una obra magistral. La volví a leer hace relativamente poco para un congreso y como dicen de Borges siento que cada vez Vargas Llosa escribe mejor.
Hace poco salió una miniserie documental titulada ‘Impriman la leyenda’, que propone otra mirada del ‘boom’, ¿cuál es ahora su lectura del ‘boom’ como fenómeno literario?
Para mí, toda esa fuerza que el ‘boom’ tenía al principio se convirtió en un instrumento mercantil. Creo que cuando se transformó en esa especie de marco artificial, incluso, hizo daño a la literatura. Recuerdo que Napoleón Baccino Ponce de León, que es un escritor uruguayo estupendo, me contó que él no consiguió, durante muchos años, que alguien lo editara, porque su escritura estaba fuera de las características que tenían las obras del ‘boom’. Él se cuestionaba, porque decía que su Montevideo melancólico y austral no tenía nada que ver con el Caribe que todos buscaban. La increíble riqueza cultural de Latinoamérica quedó borrada, de alguna manera, por el fenómeno mercantil que se construyó sobre el ‘boom’. También fue un fenómeno machista, porque desde el principio quedaron fuera las mujeres.
Hay críticos literarios que hablan de la existencia de un nuevo ‘boom’ latinoamericano, ¿usted qué piensa?
Pienso que ahora hay algo mejor que un ‘boom’, porque el ‘boom’ terminó convirtiéndose en un fenómeno estereotipado y falso. Lo que hay ahora es una normalización y una mayor fluidez literaria entre un lado y otro del Atlántico y también entre los propios países latinoamericanos, porque antes cada uno estaba centrado en lo que pasaba en su país. Por fortuna vivimos en un mundo más interconectado y eso ha permitido más naturalidad dentro del territorio de la lengua y la cultura, porque no solo circulan más libros sino más películas y más música. En España llevamos por lo menos 10 años que es normal, que entre los premios literarios del año cuatro o cinco sean para latinoamericanos. Eso para mí es muchísimo mejor que el ‘boom’.
Esta fluidez de la que habla también ha permitido que se publique y se lea más a autoras latinoamericanas, ¿a quiénes ha leído usted?
He leído a un montón de mujeres empezando con Elena Poniatowska, que fue una de las olvidadas del ‘boom’ solo por ser mujer, Mayra Montero, que me parece una de las mejores escritoras de ficción que he leído, Ángeles Mastretta y de las más jóvenes he leído a Samanta Schweblin y Valeria Luiselli, pero me faltan muchas autoras por leer, sobre todo, a las más jóvenes