Roger Waters: El rock que no calla ante la injusticia

El exlíder de Pink Floyd mantiene sus frontales críticas en  contra de los políticos a través de multitudinarias presentaciones

El exlíder de Pink Floyd mantiene sus frontales críticas en contra de los políticos a través de multitudinarias presentaciones

El exlíder de Pink Floyd mantiene sus frontales críticas en contra de los políticos a través de multitudinarias presentaciones. Foto: Agencia AFP

Roger Waters tiene 73 años pero exhibe la energía de cinco adolescentes. Y también la misma rabia. En este 2016 no ha parado de matizar sus conciertos, coloridos, psicodélicos y nostálgicamente recargados en su etapa de Pink Floyd, con manifestaciones abiertamente políticas. Hasta le dijo “pendejo” a Donald Trump. Waters no se guarda nada.

No podía esperarse menos de quien fue el autor de casi todas las letras de las canciones de Pink Floyd, que musicalmente buscaba ofrecer una experiencia mental pero cuyos versos eran prácticamente de la canción protesta. Tampoco podía esperarse menos de alguien impactado por las contradicciones de su propio padre, un cristiano/comunista (una categoría difícil de procesar), que pasó del pacifismo y la objeción de conciencia a enlistarse en el Ejército británico para morir combatiendo a los nazis en Italia.

Y era imposible esperar menos de alguien que escribió los versos más severos en contra del sistema educativo: “Hey! Teachers! Leave them kids alone!”, esto en el disco ‘The Wall’.

Desde el 2010, cuando recuperó el estatus de estrella de grandes arenas y salió de gira con una espectacular puesta en escena de 'The Wall', no ha parado de soltar sus críticas en contra de lo que cree que está mal. En Argentina, por ejemplo, consideró que las islas Malvinas no son británicas sino que pertenecen al país sudamericano. Claro, Waters compuso ‘Final Cut’, su último álbum con Pink Floyd (1983), un alegato en contra de la guerra que lo sazonó con críticas en contra del Gobierno conservador de Margaret Tatcher, quien atacó a Argentina para recuperar esas islas.

En este año, ya con un escenario y un ‘set-list’ que repasa su carrera en Pink Floyd, Waters no cesa de criticar al Gobierno de Israel por lo que considera una ilegal y cruel ocupación de tierras palestinas. También le ha dado con todo al candidato presidencial republicano Donald Trump, a quien le dedica sugestivas imágenes mientras interpreta la suite ‘Pigs (Three Different Ones)’: Trump realizando el saludo fascista, Trump vestido de oveja, Trump con el cucurucho del racista Ku-Kux-Klan.

El clímax llega cuando Algie, el cerdo volador que Waters patentó y que puede verse en la portada de ‘Animals’, aparece con este letrero: “Trump es un cerdo”. Waters acostumbra a echar a volar este animal inflable con mensajes de protesta.

En México, Roger Waters le pidió la renuncia al presidente Enrique Peña Nieto y reclamó por la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa y las muertes en la fracasada guerra en contra del narcotráfico. De paso, calificó a Trump como “pendejo”. Órale.

Roger Waters debe ser el último exponente de la protesta a través del rock. No: es el rock mismo, la esencia de un género que nunca debió callarse nada.

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