En el río Meme, ubicado en Santo Domingo, se encontraron piedras con dibujos zoomorfas y antropomorfas. Foto:Juan Carlos Pérez / EL COMERCIO.
El hallazgo de figuras e imágenes prehistóricas en grandes rocas en ríos y en una finca de Santo Domingo de los Tsáchilas concentra la atención de expertos en geología y antropología.
Desde el 2013, estos petroglifos han sido localizados por personas que por actividades externas se aproximaron a las piedras. Debido a la rareza de los tallados, ellos avisaron a las autoridades, que a partir de entonces buscan consolidar un estudio que los acerque a una de las teorías de la prehistoria.
En septiembre pasado se encontraron seis nuevas rocas y ya son tres los sitios en áreas rurales donde se las puede ver. Hay 10 piedras que están en análisis en la parroquia San Gabriel del Baba, el bosque El Pedregal y en el río Memé. En estos lugares los expertos hacen estudios para desentrañar si los grabados tendrían relación con el período neolítico de la prehistoria.
Esta fase data del año 9000 antes de Cristo, tiempo en el que se dieron los primeros hallazgos de herramientas de piedras pulimentadas en el mundo. Para el antropólogo Olivo Guevara se trata de dibujos que la ciencia define como zoomorfos y antropomorfos. El arte rupestre labrado en las rocas proyecta imágenes de animales con formas de elefantes, peces y rostros humanos.
“Nos da a entender que de pronto una civilización dejó su huella hace cientos de años”. Guevara también deduce que cada tallado pudo realizarse con ayuda de una herramienta sólida puntiaguda, construida a partir de piedras grises. En las primeras observaciones se verificaron vestigios de colores rojizos que dieron lugar a la formación de una pigmentación que por la presencia de hongos y musgos perdieron su tono original.
En la incursión de septiembre último se hizo una georreferenciación de las rocas y un análisis de su composición y tamaño. Las piedras están ubicadas al pie de la Cordillera Occidental y son de origen volcánico. Cada una alcanza un peso de 100 toneladas con 20 metros de alto 8 de ancho.
El geólogo de la Prefectura de Santo Domingo, Walter Molina, cree que las rocas corresponden a los mismos sitios donde se las localizó debido a su tamaño. Indica que en todos estos años pudieron haber recorrido entre 5 a 6 kilómetros con ayuda de las correntosas aguas de los afluentes.
En la Prefectura, que está a cargo de los estudios, se ve a estos hallazgos como una oportunidad para ser aprovechada turísticamente. Para ello, esa entidad trabaja actualmente en la elaboración de un folleto con información escrita e imágenes sobre los petroglifos.
Los testimonios de Carlos Silva y Leoncio Herrera fueron fundamentales para iniciar las investigaciones. El primero es un aficionado a la pesca deportiva que hace cinco años descubrió las rocas talladas al final de una jornada en el río Memé. Herrera en cambio las halló cerca de su propiedad en la parroquia San Gabriel del Baba. Sucedió en 2013 y fue motivo de la incursión de un grupo de antropólogos.
Estos elementos son los primeros en su tipo que al momento se han hallado en la provincia tsáchila. Existen 300 piezas pero de las culturas precolombinas del Ecuador que se conservan en el museo de la Universidad Tecnológica Equinoccial Santo Domingo.