Estrella Mateo apostó por materiales reciclados para crear un robot acuático. Botellas de plástico y cartones de leche dieron vida a este robot flotante. Foto: Cortesía
Crear robots y programarlos para que cobren vida no es solo cosa de grandes. Y los alumnos del colegio internacional SEK, de Guayaquil, lo demostraron en esta semana.
La institución organizó su primera feria de robótica, en la que participaron desde los más pequeños -de 3 años de edad-, hasta los estudiantes de tercero de bachillerato. Con laptops, tablet y PC’s mostraron sus proyectos en programación, mecánica, electrónica e impresiones en 3D.
Mario Blum, por ejemplo, habló sobre el sistema de orugas, un mecanismo de tracción mediante cadenas. Ese sistema impulsaría el robot que realizó con sus compañeros de grupo, una especie de carrito elaborado con pedazos de cartón, cinta adhesiva y un montón de cables y circuitos.
La robótica cada vez gana más espacio entre los escolares. Iniciativas como Lego WeDo y Lego Mindstorms, líneas de juguetes de robótica para niños, fabricados por la empresa Lego, se introducen en los horarios de clase varios colegios en el mundo.
Los legos dan forma a animales, autos, casas inteligentes y todo lo que los pequeños pueden inventar. Son piezas de todos los tamaños, colores y formas, que funcionan con un software sencillo y cerebros, que son dispositivos para programar movimientos.
En la feria del colegio SEK, el equipo de Jung Song, Bruno Yánez, Giuliana Graber y Estrella Mateo apostó por materiales reciclados para crear un robot acuático. Botellas de plástico y cartones de leche dieron vida a este robot flotante, que recorrió la piscina de la institución gracias a un pequeño motor impulsado por pilas.