BolonCity obtuvo la Estrella de Oro de la feria Raíces con un majado de verde que agrega salsa de queso, longaniza y sal prieta. Foto: Enrique Pesantes/ EL COMERCIO.
Como un rey con corona, así define la guayaquileña Lizzet Toledo al bolón que creó junto a su equipo para llevar como plato insigne del restaurante BolónCity a la Feria Gastronómica Internacional Raíces de Guayaquil. La bola de verde se sirve con una ‘corona’ de sal prieta y de longaniza picada.
El ‘bolón guayaco’, el plato ganador de la Estrella Culinaria de Oro del certamen para huecas y restaurantes de la Feria, parte del tradicional majado de plátano de verde frito que incorpora en el interior de una bola el queso, el chicharrón y trozos de longaniza, bañado con una salsa de queso.
El platillo toma productos manabitas como la longaniza y la sal prieta para imprimirle nuevas notas de sabor al bolón tradicional. El platillo en apariencia sencillo fue exaltado con el premio a la excelencia culinaria de Raíces.
El secreto está en la suavidad del verde frito al punto que hay clientes que porfían de que se trata de verde cocido. El tratamiento de la masa es un secreto de la casa. Lizzet Toledo Santillán, emprendedora de 34 años, que fundó BolonCity hace tres años -inicialmente en un pequeño quiosco, ahora con dos locales– dice que el ‘bolón guayaco’ es una creación que tiene apenas unas semanas, pues lo creó con su equipo para participar en la feria que se desarrolló en la ciudad del 24 al 28 de julio.
En los dos últimos días de feria vendieron alrededor de 1 000 bolones diarios en el estand del recinto del Centro de Convenciones, lugar donde se realizó el evento.
Lizzet Toledo inició el sueño de BolonCity luego de que quebrara un negocio de una peluquería. Foto: Enrique Pesantes/ EL COMERCIO.
Toledo, quien tuvo un negocio de organización de eventos y montó una peluquería que finalmente quebró, inició BolónCity en abril del 2016, en un pequeño quiosco de dos metros por dos en La Joya, en La Aurora (Daule), en el Guayaquil metropolitano.
“Empecé vendiendo waffles y ‘crêpes’, pero no se vendían mucho, así que un día compré un racimo de verde, chancho y queso, y empecé a preparar bolones en una sola hornilla, pensando que lo peor que podía pasar era que tuviéramos que comernos nosotros mismos los bolones”, cuenta.
La clientela creció hasta un año después cuando consiguió que le arrendaran un local, en el mismo sector. Le informaron que le habían asignado el local cuando aún lloraba, pues ese mañana fuertes lluvias habían doblado los tubos y tumbado la carpa que había instalado afuera del pequeño quiosco para atender a sus clientes.
Tras la premiación, los locales de BolónCity en la Garzota y La Aurora amanecieron llenos con clientes que querían probar el bolón ganador de Raíces.
Toledo atendió ella misma el estand durante los cinco días de feria en jornadas que iniciaban a las 6:00 y terminaban pasada la media noche. Y no ha tenido descanso con el repunte de ventas y las solicitudes de entrevistas. “Siempre quise un negocio de comida, pero me decían que era muy matador, y ahora lo entiendo”, dice de buen talante, con una sonrisa.