Esa cuenca gigante en el lado más cercano a la Tierra, que se creía era producto de un impacto de asteroide, en realidad se originó en una columna de magma proveniente de las profundidades de la Luna.
Con datos de la misión Grail de la NASA, en 2012 esos investigadores junto a colegas de la Escuela de Minas de Colorado y la Universidad de Brown (EE.UU.) crearon un mapa de alta resolución de esta misteriosa región llamada Procellarum -nombre oficial de la cuenca de terreno volcánico de 1.800 kilómetros de diámetro.
Con el mapa encontraron que su forma no es circular, sino poligonal, compuesta por ángulos agudos que no podrían haber sido creados por un asteroide masivo, sino que su contorno fue producido algún tiempo después de que la Luna se formara por grietas de tensión gigantes en la corteza, al enfriarse alrededor de un penacho de afloramiento de material caliente que fluyó del interior, según publica ABC.es.
Para María Zuber, profesora de Geofísica y vicepresidenta de la investigación, a medida que se produjeron las grietas, formaron un sistema de tuberías en la corteza de la Luna, a través del cual el magma pudo llegar a la superficie. De acuerdo a los científicos, el magma llenó las cuencas pequeñas de la región y es el responsable de la creación de los puntos oscuros que hoy se ven en el lado más cercano de la Luna.
El comandante del Apolo 15, David R. Scott, ahora profesor visitante en la Universidad de Brown (EE.UU.), sostiene que él ya se había dado cuenta de las diferencias del Océano de las Tormentas cuando sobrevolaba la Luna en 1971. “Estaba muy claro que difería en muchas maneras de los mares circulares”, dice Scott, quien no participó en la investigación, y agrega que después de varios años de desconcierto, Grail ha provisto los datos que nos muestran la razón de esas diferencias, según ABC.es.
Hay partes de la Luna que hasta hace poco resultaban desconocidas, como las regiones polares, a las que los astrónomos se referían como Luna incógnita o Luna desconocida. Ahora la Agencia Espacial Española (ESA) muestra una imagen mosaico de una región cercana al polo norte de la Luna de unos 700 kilómetros de largo y 220 de ancho, que fue creada a partir de las fotografías tomadas por el Experimento Avanzado de Imágenes Lunares (AMIE) de la sonda europea Smart-1. En ella se pueden distinguir tres cráteres en la frontera de la Luna Incógnita: Plaskett, Rozhdestvenskiy y Hermite.
El cráter Hermite, de 104 kilómetros de diámetro, se encuentra justo sobre el limbo norte de la Luna, mientras que los cráteres Plaskett, con un diámetro de 109 kilómetros, y Rozhdestvenskiy, de 177 km, se encuentran entre la cara visible y la cara oculta de la Luna.
Desde la Tierra siempre vemos la misma cara de la Luna debido a un fenómeno conocido como acoplamiento de marea, y que provoca que la Luna tarde lo mismo en dar una vuelta sobre sí misma que en completar una órbita alrededor de la Tierra. Pero, factores como la excentricidad de la órbita lunar, la orientación de nuestro satélite con respecto a la Tierra y el propio movimiento de rotación de nuestro planeta, hacen que podamos ver hasta un 59% de la superficie lunar.
La combinación de sus efectos hace que la Luna oscile lentamente, en un movimiento conocido como libración, que permite vislumbrar ciertas partes de la cara oculta en cada vaivén.
Por otra parte, las tormentas solares se han vuelto un tema de interés, especialmente si se considera que, en el momento de mayor actividad del Sol, pueden presentar un peligro para los sistemas de comunicación en la Tierra. Pero ningún evento originado en la estrella de nuestro Sistema Solar se puede comparar a lo captado por la NASA en abril pasado.
En su sitio web, la agencia estadounidense informó que el 23 de abril, el satélite Swift detectó una megallamarada que es 10 mil veces más poderosa que la erupción más fuerte del Sol registrada hasta ahora. El evento se originó en DG Canum Venaticorum (DG CVn), un sistema binario ubicado a 60 años luz de la Tierra.
Ambas estrellas son enanas rojas, con una masa y tamaño equivalentes a un tercio de nuestro Sol, lo que también ha generado impacto en los astrónomos, ya que hasta ahora no se pensaba que un evento de este tipo se podía generar en un sistema así.
Investigadores del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) resolvieron el misterio del conocido fenómeno El hombre en la Luna, que se asemeja a un rostro o figura humana en la superficie de la Luna.