Un estudio demuestra el impacto de la presencia de 568 hidroeléctricas en la zona del Amazonas. Foto: Wikicommons
Aunque son consideradas como fuentes de energía limpia, las hidroeléctricas podrían generar graves consecuencias si se continúan acumulando en la cuenca del Amazonas. Un estudio publicado en la revista Nature muestra la influencia de las 140 represas ya existentes y cuál sería la situación si se construyen las 428 que se tienen previstas.
Edgardo Latrubesse, autor principal del estudio y geógrafo de la Universidad de Texas en Austin, explica que la situación es preocupante, ya que el Amazonas no es una zona “cualquiera”. La cuenca amazónica transporta el 20% del agua dulce del planeta al mar, tiene una extensión de 6,1 millones de kilómetros cuadrados y algunos de sus ríos, como el Madeira, el Negro o el Japurá, están entre los 10 más grandes del mundo.
La situación para estos no es alentadora si aumentan las represas. Estas estructuras alteran el discurrir del río y atrapan los sedimentos necesarios para proporcionar los nutrientes para el bienestar de estos cuerpos de agua, la regeneración de los ambientes y la biodiversidad. Según el estudio, las hidroeléctricas provocarían que más del 60% de los sedimentos no llegue a su destino.
La situación también podría generar cambios en la temperatura del planeta. Los expertos aseguran que cuando el agua llega al mar se forma una pluma de agua y sedimentos que se desparraman por más de un millón de kilómetros cuadrados.
El agua y los sedimentos producen una “anomalía térmica” en el mar, que impacta sobre las precipitaciones y sobre la formación y dirección de las tormentas tropicales. Si se elimina el sedimento de la pluma, se corre el riesgo de que las modificaciones climáticas lleguen hasta el Golfo de México y el hemisferio norte.
Victor Baker, coautor del estudio y profesor de Ciencias Planetarias y Geociencias de la Universidad de Arizona, señala que esta es la primera vez que se analiza la situación de todas las represas (de más de un megavatio de capacidad generadora) como un conjunto y por un equipo con expertos en distintas áreas. Para evidenciar la afectación actual y futura, los investigadores crearon el Índice de Vulnerabilidad Ambiental de la Presa (DEVI) que mide 19 subcuencas en una escala del 1 al 100.
El Madeira, responsable de la mitad de los sedimentos que el Amazonas lleva al mar, podría alcanzar el nivel 80 en el indicador y es actualmente el más afectado. En el futuro, se prevé que el primer lugar de afectación ocupe el Marañón con un valor superior al 72. En este río, de acuerdo al estudio, se contabilizó 104 represas planeadas o construidas.
La mayor cantidad de hidroeléctricas están ubicadas en la Cordillera Andina, que representa el 12% de la cuenca amazónica, y proporciona más del 90% de sedimento de roca para todo el sistema. Este provee la mayor parte de disueltos sólidos y nutrientes transportados por el río Amazonas a sus llanuras de inundación, estuarios y región costera.
Este es el momento de “movilizarse hacia sistemas más sustentables, sin construir represas de forma irracional”, dice Latrubesse. En la segunda parte del estudio proponen que los países formen una comisión integrada sobre la base legal ya existente. En el Ecuador, el Ministerio del Ambiente ha emitido 18 permisos a proyectos hidroeléctricos.