Las candidatas a ser la próxima reina GLBTI de Cuenca desfilan en las instalaciones de un espacio alternativo de la capital azuaya. Foto: Xavier Caivinagua/ EL COMERCIO
Desde la calle la música no se escucha. El lugar es discreto, oculto tras una pequeña puerta negra sin letreros o alguna señal de que ese sea el espacio alternativo que se enciende los sábados en Cuenca luego de las 23:00, cuando los vecinos del Otorongo ya han apagado las luces de sus casas. Hay poco movimiento a pesar de que es una de las noches más importantes para la comunidad GLBTI.
Seis chicas esperan en el segundo piso de uno de los cuartos de la antigua casa, ubicada en el Centro Histórico de la capital azuaya. Sus nombres son coreados por un público eufórico que las espera en la planta baja. Yanina, Dana, Aurora, Ana Paula, Mishell y Camila se hacen esperar, una de ellas será la próxima reina GLBTI de Cuenca.
El espacio es reducido, de paredes negras y con poca luz. En la entrada hay una pequeña alfombra roja. Una tela de dos metros cuadrados fue ubicada estratégicamente para que los fotógrafos capten el ingreso de las candidatas. Cerca hay un grupo de jóvenes, quienes con curiosidad miraban a parejas, la mayoría homosexuales, a su alrededor.
Ellos quieren saber si una chica que acaba de pasar nació o no mujer. No lo es, por un momento su fino rostro logró confundirlos, pero su espalda y sus hombros anchos la delataron.
Lo mismo ocurre cuando una voz varonil rompe la ilusión de un cuerpo femenino, logrado a la perfección con capas de maquillaje que esconden pómulos anchos y afinan mentones, esponjas y rellenos que crean pronunciadas curvas, cintas y fajas que estrechan cinturas. El ritual es laborioso. Menos complicado que el de una mujer cuando también compite por ser la más bella. Es un reinado y el cómo se ven sí importa.
A Camila, de 25 años, le es más fácil lucir como una mujer. Su rostro afinado requiere menos trabajo que los demás. Esta noche, ella está impaciente y a pesar de eso no puede dejar de pensar en su familia, la que ya había superado que su hijo esconda pelucas y vestidos en el guardarropa, pero no lo quieren ver en estos eventos.
Pero por otro lado está la misión que le encomendó Verde Equilibrante, la organización que la respalda. Ella es el tipo de persona que rompe los estereotipos. En su vida cotidiana es un comunicador social y un maestro de inglés y francés. “Ya es hora de que la gente entienda que no somos solo hombres vestidos de mujeres”, atina a decir Camila, con un ritmo acelerado que aparece en su voz cada vez que los nervios le invaden.
Mishell, una rubia alta de 22 años, está más relajada. La compañía de su madre en los momentos que debe actuar como mujer le da seguridad. Ella es en realidad un estudiante de cuarto año de Medicina, que ya tiene un título de Enfermería, aprobado en Estados Unidos.
Mishell y Camila fueron elegidas reina y virreina de la comunidad de Gays, Lesbianas, Bisexuales, Transgéneros e Intersexuales (GLBTI) de Cuenca.
Este año, el reinado quiso romper estereotipos. “Buscamos chicas que estudien o que sean profesionales, porque no es cierto que un gay es o estilista o prostituta”, dijo Denisse Moreno, organizadora del evento.
En la primera investigación sobre condiciones de vida de la población GLBTI en Ecuador, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) encontró que el 40,6 % de la población encuestada tiene estudios superiores universitarios, mientras que el 49,5 % de la población de estudio son trabajadores de servicios y vendedores de comercios y mercados.
La encuesta se aplicó a 2 805 personas de la población GLBTI de nueve provincias del país. Conocer estas cifras fue alentador para los líderes de la comunidad en Cuenca, ya no solo es una idea que defienden, ahora tienen datos para sostenerlo.
De acuerdo con ese estudio, el 15,9 % de la población GLBTI entrevistada está involucrada o en algún momento lo estuvo con actividades de trabajo sexual. Por eso una de las tareas que deberá cumplir la nueva reina es trabajar con ese grupo. La población clave está entre 14 y 24 años, dice Verioska, la reina saliente.
Su reinado ocurrió en un año clave para la comunidad en Cuenca. Cuando fue elegida reina, el debate aún estaba encendido en el Concejo Cantonal por una ordenanza de derechos para los grupos de diversidad sexo-genérica, que fue aprobada en primera instancia hace un año, pero no ha vuelto a tratarse.
Luego de eso vinieron otras actividades, con las que gays, lesbianas, bisexuales y travestis, se hicieron más visibles y eso es un paso importante, dice Angie Queen, una de las chicas más representativas de la comunidad. “Eso no quiere decir que ya estamos inmersos a la sociedad, todavía buscamos que nos vean como lo que somos, seres humanos”.