Hoy, 23 de febrero, se reincorporaron a clases los alumnos de la región Sierra y Amazonía luego de dos semanas de vacaciones. Foto: Eduardo Terán/ EL COMERCIO.
Después de 15 días de vacaciones, incluido el feriado de Carnaval, los estudiantes de escuelas y colegios de Quito retomaron sus actividades académicas para dar inicio al segundo quimestre. La jornada de hoy lunes 23 de febrero empezó desde muy temprano para los padres y chicos que presurosos acudieron a las instituciones educativas.
“Cuando hay vacaciones los niños duermen más y es difícil levantarlos nuevamente a la hora que estaban acostumbrados”, dijo Martha Cañizares, quien a las 07:00 corría en busca de un bus urbano cerca del puente de la Morán Valverde, en el sur de Quito, porque sus hijos, de 8 y 10 años, se habían atrasado del transporte escolar.
Para los padres, las vacaciones de fin de primer quimestre trastocaron sus tiempos en febrero, ya que por motivos de trabajo debieron buscar dónde dejar a sus niños.
Carmen Rosales trabaja como recepcionista y su esposo Raúl Cárdenas en una constructora, a los dos les negaron el permiso de vacaciones para estos días; así que optaron por dejar tareas escolares a sus hijos. “La mayor preocupación de dejarlos solos es que salgan de la casa o que ocurra un accidente ya que son pequeños, por eso mi esposo y yo les llamábamos a cada momento”, narró Rosales.
Incluso muchos padres tuvieron que llevar a sus hijos a sus trabajos. Por ejemplo, Roberta Navas, madre de Carla, de 6 años, tiene un restaurante en el sector de Caupicho, sur de la ciudad. Todo el día pasa en la cocina y no tiene tiempo para ocuparse de otras cosas.
Los días que su pequeña hija pasó con ella fueron complicados, optó por llevarla al restaurante. “Tuve que dividir mi tiempo entre la cocina y mi niña ya que no podía cerrar el local. En varias ocasiones me asusté. Carla se acercaba mucho a las estufas por querer pasar conmigo”.
Para otros padres fue un acierto que estas vacaciones coincidieran con el feriado de cuatro días de Carnaval. Otros pequeños, en cambio, pudieron acudir a cursos vacacionales.
Durante 10 días, Emilia de 7 años estuvo en clases de natación cerca de su casa en la Villa Flora. Con los abuelos pudieron coordinar las salidas de la niña, ya que Grace Sotomayor y Luis Ortiz, sus padres, trabajaron y prefirieron programar sus días de vacaciones para el verano. “Es un alivio; ya entró a clases nuevamente, otra vez podemos seguir con nuestra rutina”, dijo Sotomayor.
Esta mañana, los chicos de bachillerato de la Unidad Educativa Fernández Salvador Villavicencio Ponce conversaban contentos de lo que habían hecho en vacaciones. Tomás, de 16 años, por ejemplo relató que acudió al gimnasio, mientras que Lorena, también de 16, viajó con su hermana Verónica de 12 a la casa de su abuela en Riobamba.
El tiempo obligado de descanso no solo modificó los planes de padres y estudiantes, sino también los de los transportistas. Carlos Y., conductor de un escolar, optó por realizar carreras durante las horas pico por la av. Simón Bolívar, para tener un ingreso económico.