Los páramos orientales de Quito, la carretera Pifo-Papallacta, Pimampiro, la Reserva Antisana y el noroccidente de la capital son algunos sitios desde donde se puede observar a los osos andinos. Foto: cortesía Mirador del Oso Andino
La observación del oso andino se potencia en diferentes zonas de Ecuador durante septiembre del 2020. Desde puntos específicos del bosque nublado del noroccidente de Quito o desde miradores diseñados para esta actividad se puede apreciar el comportamiento de estos animales en su hábitat natural. Pero es necesario seguir ciertas reglas para no afectar a los especímenes.
Santiago Molina, investigador asociado del Laboratorio de Ecología y Conservación de Carnívoros de la Universidad San Francisco de Quito y secretario del Grupo de Especialistas del Oso Andino, explica que esta actividad puede ser importante en términos de turismo y conservación, si se realiza adecuadamente. Lo más importante es que los osos no se sientan perturbados. Si no saben que los están viendo, es aún mejor. Además, considera, los ingresos deberían ser dirigidos a programas de conservación.
Los páramos orientales de Quito, la carretera Pifo-Papallacta, Pimampiro, la Reserva Antisana y el noroccidente de la capital son algunos sitios desde donde se puede observarlos. Molina explica que hay una época, que varía cada año, en la que se congregan en el noroccidente de Quito cuando el aguacatillo está disponible, como lo que está sucediendo actualmente.
Al ver a los osos andinos, no se permite tomar fotografías con flash, ni se puede realizar movimientos bruscos. Foto: cortesía Mirador del Oso Andino
Un recorrido por el bosque nublado
En la Reserva Maquipucuna, ubicada a dos horas de Quito, se realizan recorridos al bosque nublado para que las personas puedan observar a los osos. Rebeca Justicia, ecóloga y presidenta Ejecutiva de la Fundación Maquipucuna, cuenta que, dependiendo de su ubicación, se debe caminar hasta 2,5 km para llegar al punto adecuado. Casi siempre se los ve subidos a los árboles, por lo que estos detectan fácilmente la presencia de los visitantes.
Para evitar que se incomoden, Justicia dice que se han desarrollado protocolos de avistamiento y bajo normas de bioseguridad. Actualmente, se permiten grupos de hasta 10 personas, si son familiares, y de seis, en el caso de que no vivan juntos. Todos deben usar mascarilla en las áreas comunales y durante la observación. La reserva previa es un requisito.
Si se detecta que un oso está incómodo, se retira a los visitantes del lugar. La idea es que las personas no representen una presencia negativa, sino neutra. No se permite tomar fotografías con flash, no se puede realizar movimientos bruscos y el grupo debe mantenerse unido, para que los osos no confundan a las personas con un depredador.
En todos los trayectos están presentes los rastreadores, que son los que conocen el terreno y el comportamiento de los animales, y los guías. Durante el recorrido, estos explican a las personas cuáles son los hábitos de los osos y la importancia de su hábitat. No es una actividad recomendada para niños menores de 12 años.
En otras zonas del noroccidente también es posible observar a estos animales. Molina cuenta que se están buscando alternativas para promover el avistamiento de osos o experiencias relacionadas a la conservación de estos animales en Yunguilla y en los páramos orientales de Quito.
Otra de las disposiciones es no utilizar perfumes y la aplicación de repelente antes de la caminata, al igual que el protector solar. Foto: cortesía Mirador del Oso Andino
El Mirador del Oso Andino promueve la conservación de la especie
El Mirador del Oso Andino, ubicado en Pimampiro, Imbabura, ofrece una experiencia amigable con el ambiente y con estos animales. Andrés Laguna, biólogo e investigador principal de este proyecto, explica que en este sitio todo se da de manera natural y los visitantes mantienen una distancia prudente con los animales.
Desde el mirador, las personas pueden observar a los osos que están al otro lado del río, a unos 200 metros de distancia. Por eso, se debe llevar binoculares o teleobjetivos, si se busca tomar fotos. Los mejores horarios para observar a los osos son de 6:00 a 9:30 y de 16:00 a 18:30. Los visitantes pueden optar por pasar la noche en el lugar.
Durante la actividad, que dura de dos a tres horas, se explica cómo se realiza el monitoreo, el comportamiento de los osos y el trabajo de conservación. Es indispensable llevar mascarilla. Laguna explica que este es un trabajo apoyado por el Área de Investigación para la Conservación de la Prefectura de Imbabura, Big Mammals Conservation y el Ministerio del Ambiente y del Agua.
Los fondos son destinados a recuperar el alimento silvestre de los osos. Laguna recomienda que, en caso de que otros proyectos promuevan observaciones cercanas, los grupos no sean de más de tres personas y no permanezcan más de 10 minutos para no generar estrés en los animales.
Los visitantes no deben tener prendas de colores llamativos ni usar perfume
Para realizar estas actividades, las personas deben vestir solo prendas verdes, cafés o negras. No se permite el ingreso a estos sitios con ropa de colores vivos, ya que llama la atención al oso. Justicia dice que los osos tienen una reacción particular con el rojo, por lo que está totalmente prohibido.
El oso tiene un olfato muy desarrollado. En Maquipucuna se pide a los visitantes que no utilicen perfumes y que se apliquen el repelente antes de la caminata, al igual que el protector solar. Está prohibido llevar comida a los senderos. En todos estos sitios se debe mantener el distanciamiento y usar mascarilla.