Estos lugares son utilizados como sitios de aclimatación de los andinistas, pero también para turismo. Foto: Glenda Giacometti/ EL COMERCIO.
Si necesita respirar aire puro a más de 3 000 metros de altura, rodearse de las montañas, la naturaleza y un paisaje nevado, su opción es visitar los refugios de alta montaña.
Estos sitios de hospedaje y relajación son parte del atractivo turístico de los viajeros y los andinistas que buscan aclimatarse antes de escalar el volcán Chimborazo de 6 310 metros de altura o simplemente para descansar. Allí reciben alojamiento y alimentación.
El gigante de nieve es el centinela de la Reserva Faunística Chimborazo de 52 683 hectáreas. El área natural se extiende entre las provincias de Tungurahua, Chimborazo y Bolívar, siguiendo la ruta Riobamba-San Juan-El Arenal.
En este trayecto se levantan los refugios Estrella del Chimborazo, Hermanos Carrel y Wimper, en las faldas del Chimborazo, y El Arenal, que son utilizadas por los turistas de Alemania, Estados Unidos, Canadá, Francia y otros países.
La visita inicia en el refugio Estrella del Chimborazo, localizado en el tramo entre las poblaciones de Riobamba y San Juan. En este lugar hay espacio de alojamiento para 18 personas en sus cuatro cabañas similares a las de los Alpes suizos. Las construcciones son de madera, piedra y ladrillo. Está decorado con viejas botas usadas de andinistas, bastones, crampones… También imágenes antiguas del Chimborazo.
En uno de los grandes ventanales de la cabaña, el turista canadiense Stanley Curt, de 47 años, mira al nevado que con el sol brilla como un diamante. El extranjero con el apoyo del guía de alta montaña, Cristian Miñarcaja, busca ascender al nevado. Esta travesía les tomará más de 12 horas (ascenso y descenso). “Escalar el Chimborazo es algo impresionante”, dice alegre Curt, mientras observa los grandes encañonados que hay en el denominado Valle de Totorillas, situado a 3 880 metros de altura.
Zamny Nájera, propietario del refugio El Arenal, recibe al mes ocho turistas provenientes de de Alemania y EE.UU. Fotos: Glenda Giacometti / EL COMERCIO
Su propietario Marco Cruz es un experimentado andinista riobambeño, que ha escalado más de 500 ocasiones el Chimborazo. “Al no tener las cuatro estaciones se puede ascender cualquier mes del año”.
A poca distancia de allí, siguiendo la carretera asfaltada, está el ingreso a la Reserva Faunística Chimborazo. En el lugar hay que registrarse y recorrer en un vehículo los 8 kilómetros por suelo arenoso hasta los refugios Hermanos Carrel y Wimper con capacidad para 36 personas. Están a 4 800 y 5 100 metros de altura, respectivamente.
Recientemente fueron remodelados por el Ministerio de Turismo, para que puedan ser ocupados por los turistas, en especial por los andinistas. En sus instalaciones se pueden disfrutar de un té, café o chocolate. En la segunda planta hay dos habitaciones con 18 literas con su respectivo menaje para pernoctar sin contratiempos.
“El objetivo es promover la visita de los turística a áreas protegidas de forma segura”, explica María Elena Guaña, responsable de la reserva. El lugar es visitado anualmente por 4 000 turistas. Pero solo el 7% asciende al Chimborazo.
Tras dejar este sitio y regresando a la vía Ambato-Guaranda, se abrió el refugio El Arenal. La cabaña está construida con madera, ladrillo y techo de paja. Desde este lugar se puede mirar al nevado en todo su dimensión. El cuidado de esta zona protegida está a cargo del Ministerio del Ambiente.
Un viento fuerte sopla e impide mantenerse firme.
Wilmer Miranda, uno de los turistas, se hospedó en el lugar. Su propietario Zamny Nájera le dio la bienvenida con una copa de néctar de guineo.